Por Gloria Serrano Martín
"No quiero que un mal titular se cargue el mejor trabajo de mi vida", (Candela Peña)
España, 2024
Serie de 6 capítulos de 50 minutos.
Dirección" Ramon Campos, Gema R. Neira, Jon de la Cuesta.
Reparto: Candela Peña, Tristán Ulloa, Javier Gutiérrez, María León, Carlos Blanco, Francesc Orella, Alicia Borrachero, Raúl Arévalo.
Guión : Ramon Campos, Jon de la Cuesta, Gema R. Neira, David Orea Arribas, Javier Chacartegui Horrach.
Música: Adrián Foulkes, Federico Jusid.
Fotografía: Daniel Sosa, Diego Cabezas.
Se emite en Netflix.
Personalmente suelo huir de los "true crimes". No me parece muy ético hacer series sobre hechos recientes que han tenido una gran repercusión mediática y que generalmente obedecen a la estrategia de las plataformas para alimentar el morbo de una sociedad enganchada al sensacionalismo. Me tentó la curiosidad al leer las críticas que alaban el enfoque que se le ha dado y las excelentes actuaciones de sus intérpretes.
El caso es sobradamente conocido. En 2013 apareció el cuerpo de una niña de 13 años, Asunta Basterra, en un descampado y después de una investigación policial, los padres fueron detenidos como sospechosos y posteriormente condenados por matar a su hija adoptiva.
Ya se trató el mismo tema en el documental “El caso Asunta: Operación Nenúfar, lo que la verdad esconde" que realizó en 2017 la misma productora y que dirigió también Ramón Campos. La serie ofrece el mismo enfoque que el documental, pero rellenando algunos huecos, dramatizando las situaciones y tratando de humanizar a los personajes. Durante los cinco primeros capítulos se narra todo lo relativo a la investigación policial y en el sexto el desarrollo del juicio que condenó a los acusados.
Para los que siguieron el día a día de la investigación a través de los medios de comunicación el desarrollo de los hechos que presenta la serie no supone nada novedoso ¿Que es entonces lo que puede hacerla atractiva? Yo destacaría tres aspectos.
En primer lugar, la cuidada ambientación con unos escenarios muy reales y una impecable puesta en escena.
Otro aspecto destacable es la propuesta de los guionistas que ante la imposibilidad de demostrar lo que ocurrió, optan por exponer los hechos respetando los resultados de la investigación y la sentencia, huyendo de frivolizar con la víctima que tiene muy poco protagonismo y recreando con gran fidelidad a sus personajes. Además, la serie explora distintas hipótesis no dando una solución definitiva y dejando margen al espectador para que saque sus propias conclusiones.
Y por último, y para mí lo más destacable, es la brillante interpretación de un reparto excepcional, destacando Tristán Ulloa y Candela Peña que dan vida a Alfonso Basterra y Rosario Porto. Es increíble el trabajo de esos dos actores, cómo se meten en la piel de los dos personajes sin caer en la sobreactuación.
Como reflexión, sobrecoge pensar en las circunstancias que pudieron llevar a que un matrimonio bien acomodado en la sociedad y gozando de un estatus envidiable termine con la vida de su hija haciendo un pacto de silencio. Es algo escalofriante comprobar que la apariencia de normalidad puede esconder problemas emocionales y mentales graves que desemboquen en conductas delictivas.
Difícil que esta serie deje indiferente al espectador. En mi caso puedo decir que ha superado las expectativas y que creo que pasará a la historia por su buena adaptación e interpretación.
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