El niño

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Son las 18:33 del Sábado, 14 de Diciembre del 2024.
El niño
 
Por Gloria Serrano Martín

 

"Yo desearía que el autor se abstuviese de convertirme en un recipiente de penalidades humanas relatadas con crudeza, sin otro objeto que dar pábulo a las inclinaciones morbosas de los posibles lectores" (Fernando Aramburu) 
 
 

 

Título: El niño. 

Autor: Fernando Aramburu. 

272 páginas. 

Editorial Tusquets Editores S. A. 

Publicado el 3 de abril de 2024

 

Éstas palabras forman parte de los diez capítulos que el autor inserta en la novela escritos en cursiva y en los que el propio texto se presenta como alguien independiente del narrador de la historia. Es un recurso metaliterario muy original y que, a mi modo de ver, sirve para aliviar la tensión dramática de los hechos que relata, al mismo tiempo que le permiten reflexionar y exponer las intenciones y las motivaciones que le han llevado a enfocar la obra, no cómo descripción de los hechos y sus consecuencias sino como la desolación que provoca la muerte de un hijo y cómo cada personaje intenta reconstruir su vida después de la tragedia. 

La novela trata de la ausencia dolorosa de Nuco, uno de los 50 niños que junto con tres adultos murieron en una explosión de gas en un colegio de Ortuella en el año 1980. Aramburu se sirve del relato de los miembros de la familia, sobre todo de  la madre por la pérdida de su único hijo  y del abuelo que se niega a afrontar el hecho y vive una realidad paralela. 

Aunque se trate de una novela corta, no necesita alargar el relato para profundizar en los personajes y contar los hechos de forma contenida, con una narración fluida y una exquisita sensibilidad. Y con esos breves incisos metaliterarios del propio texto dirigiéndose al lector, que en modo alguno rompe el ritmo narrativo, consigue hacernos partícipes de sus decisiones y sus dudas a la hora de escribir la historia. Creo que utilizando todos esos recursos consigue crear unos personajes auténticos, captar la tragedia y describir unas situaciones que rehúyen recrearse en lo innecesario y evitan caer en la sensiblería y los excesos. 

A mi parecer, Fernando Aramburu ha conseguido otra vez con esta obra, que se inscribe dentro de su serie "Gentes vascas", llegar a conmover al lector por el tratamiento que le da al tema y por su prosa limpia, clara e inteligente. Los lectores que busquen recrearse con la buena literatura disfrutarán con este libro. Aramburu es un valor seguro que casi nunca defrauda.

 

 

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Gloria Serrano