Hazañas Olímpicas (I): "Carros de fuego"

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Son las 18:11 del Sábado, 14 de Diciembre del 2024.
Hazañas Olímpicas (I): "Carros de fuego"

 

Por Gloria Serrano Martín

 

"Cerrando los ojos podemos recordar a aquellos hombres jóvenes con esperanza en sus corazones y alas en los pies" (Lord Andrew Lindsay) 

 

Reino Unido 1981

Titulo original: Chariots of fire. 

123 minutos. 

Dirección: Hugh Hudson. 

Reparto: Ben Cross, Ian Charleston, Nigel Havers, Cheryl Campbell, Alice Krige, Ian Holm, John Gielgud, Lindsay Anderson.

Guion: Colin Well and. 

Música: Vangelis. 

Fotografía:  David Watkins. 

Disponible en Disney +

 

El cine clásico es como un viejo amigo que nunca decepciona. Cada vez me refugio más en él cuando tengo ocasión, aunque desgraciadamente las cadenas rara vez programan películas de ese tipo. En estos días he leído que un programa de cine clásico ha sido suprimido por negarse la cadena de televisión a emitir películas en blanco y negro argumentando que la audiencia es baja. Yo creo que por el contrario habría que fomentarlo porque los amantes del buen cine disfrutarían rememorando muchas joyas artísticas olvidadas. Por suerte, con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos del 2024, se ha podido revisar esta película de 1981 ganadora de cuatro premios Óscar, uno de ellos a la mejor película. Difícil olvidar esa introducción con la música de Vangelis y los corredores en la playa. Creo que las imágenes y la música quedaron grabadas en los espectadores de entonces y aún hoy siguen emocionando. 

 

La película se remonta a los años 20 cuando un grupo de atletas británicos liderados por el inglés de origen judío Harold Abrahams y el escocés Eric Liddell son elegidos para representar al Reino Unido en los Juegos Olímpicos de París que tuvieron lugar en 1924. Los dos tendrán que superar difíciles obstáculos internos y externos. Abrahams luchará por lidiar con el racismo de la época en su condición de judío y Liddell con la insistencia de la congregación misionera a la que pertenece que querría enviarlo a China sin "perder el tiempo" con el atletismo. Al final consigue convencerlos: "Creo que Dios me creó con un propósito, pero también me hizo rápido. Y cuando corro, me siento en paz con él". 

Él film recrea en una primera parte la vida de estos dos atletas desde el 1919. Harold ingresa en la elitista universidad de Cambridge y Liddell se muestra en su entorno religioso como predicador y ejemplo para su comunidad escocesa. Ian Charlesson (el malogrado actor que murió a los 40 años) y Ben Cross dieron vida a Eric Liddell y Harold Abrahams. Notables interpretaciones que dotaron a sus personajes de una fuerte personalidad.  La segunda mitad de la película entra de lleno en la inauguración de los Juegos y el desarrollo de las competiciones, no olvidando las tramas y politiqueos en el seno del Comité británico. Magnífica historia con la que su guionista obtuvo un Oscar. Merecidísimo también el Oscar al "Mejor diseño de vestuario"  porque la ambientación está muy conseguida, se respiran los años 20 en sus calles, vehículos, vestuario... Memorable es la filmación de las carreras a cámara lenta por la que se puede apreciar la peculiar forma de correr de los atletas ( Liddell parecía que estaba poseído) Y como broche final la inolvidable banda sonora de Vangelis cuyo tema principal suena en la introducción y en los créditos finales y que todavía hoy pone la piel de gallina. Otro Oscar que ha hecho historia. 

Los dos atletas tenían el deseo común de triunfar limpiamente a base de sacrificio y voluntad de perfección física y moral. Son valores universales que deberían estar presentes en el mundo deportivo. De hecho muchos educadores han utilizado la película para inculcar en sus alumnos las ideas que transmite y seguro que también ha servido de inspiración a deportistas y entrenadores. Si el magnífico guion, la fotografía, la ambientación, el vestuario y la banda sonora han conseguido que el film sea considerado un clásico hay que aplaudir las palabras de Italo Calvino que decía  "Lo clásico es aquello que persiste como ruido de fondo incluso allí donde la actualidad más incomprensible se impone".

 

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Gloria Serrano