Cosmética natural, ¿más saludable que la quí­mica?

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Son las 05:41 del Lunes, 9 de Diciembre del 2024.
Cosmética natural, ¿más saludable que la quí­mica?

Lo natural y ecológico está de moda. Las descripciones “sin parabenos, “sin sulfatos”, “sin conservantes” o “sin siliconas” son las más demandadas por los consumidores cuando eligen un producto de cosmética, aun sin comprender muy bien por qué deben huir de estos componentes. ¿Se trata de precauciones justificadas o de leyendas urbanas? ¿Es la cosmética natural una moda pasajera o ha llegado para quedarse?

 

Restaurantes que apuestan por platos a base de ingredientes crudos, batidos de frutas y verduras hechos en casa, ropa y alimentos ecológicos… Esta tendencia también ha llegado a la cosmética, y cada vez son más las marcas que apuestan por fórmulas a base de ingredientes naturales. Se trata de la llamada cosmética natural.

Aunque no hay una definición estable y consensuada, se entiende que es aquella elaborada a partir de productos naturales de origen vegetal, mineral o animal evitando la utilización de productos químicos o usando estos de forma residual. No obstante, cabe establecer la diferencia entre cosmética natural y cosmética orgánica.

Si bien toda la cosmética orgánica es natural, no toda la cosmética natural es orgánica. Como explica María José Gea, responsable de Producción y Desarrollo de Viñali Cosmética, la cosmética orgánica es aquella cuyos ingredientes proceden de la agricultura ecológica, regulada por una normativa que garantiza la trazabilidad (procedimientos que permiten seguir el proceso de evolución de un producto en cada una de sus etapas).

Es decir, la cosmética orgánica garantiza el conocimiento del origen de sus materias primas y que sus productos se han elaborado mediante un proceso sostenible de producción.

No obstante, “todas las compañías hoy tienen una responsabilidad social muy alta y principios de respeto al medio ambiente”, afirma Carmen Esteban, directora técnica de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (STANPA).

Por su parte, la cosmética formulada a base de sustancias sintéticas (conocida popularmente como cosmética química) es aquella cuyos productos derivan de un proceso de elaboración o síntesis en un laboratorio.

Frente a la simple pregunta de si unos productos son mejores que otros, ambas expertas coinciden: el mejor cosmético es siempre el que mejor se adapta a tu piel.

Cosmética natural vs. sintética

Para valorar si un producto es mejor que otro resulta útil establecer una comparación entre ambos con respecto a las principales preocupaciones de los consumidores: el binomio eficacia-seguridad.

Eficacia

En cuanto a cuestiones de eficacia no hay diferencia entre ambos tipos de cosmética. “El reglamento dice que tienes que cumplir con lo que prometes al consumidor. En el expediente de información del producto tienen que constar ensayos que demuestren la eficacia que la marca ofrece en su etiquetado, explica Carmen Esteban”. Y esta regulación se aplica por igual a la cosmética natural y a la sintética.

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El aceite de argán se utiliza para hidratar el cabello, aportar brillo y suavidad a las uñas e hidratar la piel, favoreciendo la restauración del manto lipídico/Zacarías García

“Podemos encontrar ingredientes de origen natural que han demostrado su utilidad por su consumo tradicional, y sobre los que se han practicado nuevos ensayos que han corroborado su eficacia, pero también hay ingredientes muy efectivos obtenidos por síntesis química, ya que este proceso permite aislar el componente de mayor potencia en una planta e incluirlo aislado en productos cosméticos”, compara María José Gea.

Además, existen cosméticos que no se pueden fabricar íntegramente con elementos naturales: es el caso de los protectores solares. “Si yo quiero una protección alta tendré que recurrir a productos sintéticos o una mezcla entre estos e ingredientes naturales”, explica Carmen Esteban

Seguridad

Carmen Esteban explica que cualquier producto cosmético que se pone en el mercado tiene que cumplir unas normas de seguridad que en la Unión Europea están reguladas por un reglamento. Esto ocurre tanto con los productos fabricados en el interior de estas fronteras como con los importados de otros países, lo que hace que todos los cosméticos que se venden en este área cumplan con las mismas condiciones de seguridad.

Resulta imposible, por tanto, establecer qué tipo de producto es, categóricamente, mejor. Lola Conejo-Mir, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venerología, puntualiza que “cada persona tiene una piel, y no es posible crear un cosmético que vaya bien a todo el mundo“. Hay muchos factores que van a condicionar qué productos nos sientan mejor, como la edad o el sexo y, más concretamente, la seborrea, la sequedad o la piel sensible, entre otros.

Las expertas advierten de que, dependiendo del problema y de nuestras circunstancias, debemos hacer nuestra elección. “Los cosméticos orgánicos pueden ayudarnos en casos de intolerancias o alergias a sustancias químicas que posea un producto de origen sintético“, reconoce la dermatóloga. “Es un tema complejo, pero para valorar todo estos factores de elección estamos los dermatólogos, que somos los especialistas de la piel”.

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El aceite de oliva tiene multitud de usos cosméticos: es hidratante, fortalece las cutículas y la epidermis, aporta brillo al cabello y mejora la tonicidad y tersura de la piel/José Manuel Pedrosa

No obstante, Carmen Esteban señala que está científicamente demostrado que los productos naturales son mucho más alergénicos que los sintéticos por su complejidad,y afirma que, aunque las sustancias naturales son igual de seguras que las sintéticas, estas últimas presentan una ventaja: de ellas conocemos su composición química al 100%.

En contrapartida, la composición de los ingredientes naturales puede oscilar: “Podemos hablar del caso del aceite o del vino. Cada cosecha, cada terreno o la cantidad de lluvia de cada año son factores que hacen variar su composición, lo que hace más difícil controlar su seguridad”. Aún así, esta queda garantizada mediante análisis químicos. “De lo contrario, no se podrían utilizar estos productos”.

Etiquetas “SIN”

La preocupación por encontrar los productos más saludables ha llevado a los consumidores a la fiebre del “sin”. Los etiquetados más demandados son aquellos que llevan las reivindicaciones “sin parabenos”, “sin sulfatos” o “sin siliconas”, pero… ¿Sabemos realmente por qué los productos que no los contienen son mejores?

Hay mucho mito urbano relacionado con la toxicidad de los ingredientes“, introduce Carmen Esteban. Esta química reitera que todos los productos a la venta en España y el resto de la UE soportan evaluaciones de seguridad bajo la supervisión de un comité europeo de científicos independientes que depende de la Comisión Europea.

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La sal tiene múltiples usos cosméticos: es exfoliante, limita la producción de grasa y limpia los poros -por lo que es útil para casos de acné-, y tiene propiedades antiinflamatorias/Guillaume Horcajuelo

No obstante, estos ingredientes pueden causar problemas en algunos tipos de piel. Carmen Esteban y Lola Conejo-Mir coinciden: los parabenos pueden producir alergias; los sulfatos, presentes en los jabones y las espumas, pueden provocar irritación en pieles muy secas o sensibles. Sin embargo, las siliconas solo suelen generar problemas de tipo cosmético, como apelmazar el cabello cuando están presentes en productos capilares (se usan para dar suavidad al pelo).

“A mí me hace mucha gracia ver algunos productos en los que pone ‘sin parabenos’ y en los que puedes leer un listado de ingredientes que contiene varios alérgenos del perfume, o de un aceite esencial natural -incluso ecológico-, que pueden irritar la piel”, advierte María José Gea.

Mito de los parabenos

Como explica Carmen Esteban, los parabenos forman una gran familia de la cual solo tres miembros están aprobados para su uso en cosmética, porque solo esos tres se consideran seguros en este ámbito. “Es un conservante que lleva años utilizándose, no tiene historial de alergias ni de efectos adversos y es eficaz, pero desgraciadamente tiene mala prensa para su uso en cosmética”, añade.

La importancia de los conservantes

Un producto cosmético es un alojamiento estupendo para los microorganismos porque tiene agua, materias grasas muy ricas e incluso extractos vegetales. Las bacterias viven en él como en su casa”, comenta la directora técnica de STANPA con humor.

Por este motivo es necesario un elemento que las frene, y para ello se utilizan los conservantes. Su presencia es muy importante, dado que un producto contaminado puede producir problemas como dermatitis o infecciones en la piel. “Hay una lista corta de conservantes autorizados, y esos son los que se emplean”, puntualiza.

Leyendas urbanas en torno a las siliconas

La directora técnica de STANPA explica que la silicona es un producto con absorción limitada y químicamente inerte, es decir, que no reacciona con otras sustancias. No obstante, existe la creencia popular de que obstruye los poros y no deja respirar a la piel, algo que, según la experta en química, es falso.

“Una cosa es la silicona que se pone en la ducha para evitar que pase el agua y otra muy diferente son las siliconas que se emplean en cosmética: ingredientes súper tecnológicos que dan texturas magníficas que no se pueden lograr con otras sustancias”, matiza.

Por estas razones los expertos afirman que solo es necesario elegir productos libres de estos componentes si existe un problema concreto por el que estén contraindicados. De lo contrario, seleccionar cosméticos con o sin parabenos, conservantes, siliconas o sulfatos debe ser una elección personal del consumidor en función de sus preferencias.

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Productos de cosmética ecológica se exponen en las estanterías de una tienda de Madrid/Laura Mas

Teniendo en cuenta que tanto la cosmética natural como la sintética cumplen con las garantías de seguridad y eficacia, cabe tener en cuenta otros criterios para a la hora de elegir el producto deseado.

“Si tu decisión personal es utilizar productos de los que conozcas su origen, saber que se han elaborado bajo un proceso sostenible de producción y que provienen de la agricultura ecológica, la cosmética natural orgánica puede ser tu elección, aunque cada vez más laboratorios siguen normas de química verde”, reflexiona María José Gea.

En cualquier caso, la opción escogida siempre debería ir precedida de una prueba del producto, especialmente si está destinado al cuidado facial, dado que la piel de esta zona es especialmente sensible y en ella se puede presentar mayor intolerancia.

En cuanto a la pregunta inicial de si el auge de la cosmética natural es pasajero , María José Gea concluye: “Yo creo que esta moda está relacionada con la conciencia de la gente por los productos naturales, no solo en cosmética, sino también en alimentación, donde un sector de la población demanda alimentos de tipo ecológico. Pero no creo que se trate de una moda pasajera”.

Carmen Esteban, por su parte, reconoce que el aumento de la oferta de estos cosméticos responde al funcionamiento del mercado: “Todos los productos de consumo siguen tendencias que las compañías tratan de satisfacer, y ahora el consumidor está demandado productos naturales”, señala.

Pero ambas reiteran que se trata, meramente, de una cuestión de gustos. “Yo elijo en función de mi estilo de vida, tendencia o preferencias un producto natural: perfecto, está en el mercado y amparado por una marca de una compañía. Es igual de seguro y te va a dar la eficacia que promete, igual que un cosmético de origen sintético”, sentencia Carmen Esteban.