No podemos controlar enamorarnos, pero podemos conocer cómo actúa el cerebro

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Son las 13:45 del Sábado, 12 de Octubre del 2024.
No podemos controlar enamorarnos, pero podemos conocer cómo actúa el cerebro
Los neurotransmisores que se liberan en el cerebro cuando estamos muy enamorados o acudimos a una primera cita ni los podemos controlar ni se pueden mantener en el tiempo, porque el cerebro no puede estar continuamente estimulando los mismos circuitos. Entender estas fases desde una perspectiva científica no resta pasión y, en cambio, puede ayudar a la relación de pareja.
 
El día 6 de septiembre (mes 9) se conmemora, de modo extraoficial, el Día Mundial del Sexo (haciendo un guiño a la postura 69), y coincidiendo con la efeméride la neurobióloga y profesora de la Universidad de Salamanca Conchi Lillo y la psicóloga y sexóloga de Getxo (Vizcaya) Laura Morán viajan este lunes a Toledo para vincular, sugestivamente, la ciencia con el ‘mal de amores‘ en una actividad del colectivo Ciencia a la Carta. Previamente han hablado con la Agencia Efe.
 
"Toda esa euforia que sentimos cuando nos enamoramos y esos bajones que tenemos cuando termina el amor o cuando rompemos con nuestra pareja tiene que ver, absolutamente, con las cascadas de neurotransmisores que tenemos en nuestro cerebro", afirma Lillo.
 
Es algo que no podemos controlar, es decir está "fuera de nuestro alcance“ predecir qué áreas del cerebro se van a estimular y qué vamos a sentir al secretar determinados neurotransmisores: "de hecho, la neuroquímica del amor se considera el universo de reacciones eléctricas e impulsos nerviosos capaz de hacernos sentir las emociones más intensas que un ser humano puede sentir", subraya la neurobióloga.
 
Por supuesto, no todo es tan rígido y cada persona siente el amor de una forma distinta, o dicho de otra forma no todos tenemos las mismas sensaciones ante determinados estímulos. Pero por lo general "nos damos cuenta perfectamente de esos impulsos iniciales, ese chispazo“ que tiene que ver con los circuitos que se están conectando en nuestro cerebro atendiendo a factores como la vista o el olfato, entre otros.
 
LA FENILETILAMINA ES LA "ESTRELLA" DEL ENAMORAMIENTO "BRUTAL"
 
La oxitocina y las endorfinas son dos de los neurotransmisores más conocidos y tienen un papel importante en la afectividad, la sexualidad y la sensación de placer.
 
Pero el neurotransmisor "estrella" en la fase "más brutal" del enamoramiento es la feniletilamina, una de las más intensas que podemos sentir, que provoca una gran euforia en el cerebro y quita apetito y sueño. No en vano es familia de las anfetaminas.
 
Conocer este bullicio que se organiza en nuestro cerebro "nos hace ser conscientes de porqué nos sentimos de esa forma" y qué sucede en cada fase del amor, pero no debería restar pasión o atracción sexual. Al contrario, ayuda a entender que si ya no sentimos esas sensaciones tan intensas puede que no sea "porque nos hemos desenamorado sino porque hemos llegado a otra fase de nuestra relación de pareja en la que necesitamos otras experiencias".
 
Lo mismo sostiene Laura Morán, quien apunta que no es posible "mantener ese nivel de locura amatoria", ese "festival adictivo de neurotransmisores" de forma prolongada en el tiempo; y esto no es malo ni debería afectar a la relación de pareja pero es positivo que sepamos que ocurre y que "el deseo va cambiando con el tiempo".
 
Una de las consultas más frecuentes en terapia de pareja es la falta de deseo, en muchas ocasiones falta de deseo de la mujer, ya que "entendemos que el deseo es esa atracción arrebatadora que hemos sentido al principio o que sientes en algunos picos hormonales o con algún amante. Pero en una relación, por citar un estereotipo, de quince años, dos hijos e hipoteca esos niveles no se pueden mantener", explica.
 
La sexóloga sugiere alejarse de los mitos, conocernos mejor y "no dar tantas vueltas a la cabeza" porque "el arrebato inicial tiene mucho que ver con la novedad y el descubrimiento, y tú no puedes estar permanentemente descubriendo a alguien que ya conoces".
 
"A veces no entender lo que nos pasa en la cama nos lleva a males de amores que igual no son tales", explica, y esto se une a que muchas parejas no hablan de sexo, o sea, "lo practican pero no hablan" ya sea por vergüenza, pudor, falta de conocimiento o incluso por no dañar a la otra persona.
 
Han pasado treinta años desde que se emitía el programa de televisión 'Hablemos de sexo', que presentaba Elena Ochoa, y "seguimos teniendo mucho pudor para hablar".
 
EDUCACIÓN SEXUAL DESDE LA INFANCIA
 
Morán advierte de que muchos niños se informan de sexo a través de internet, aunque a veces lo primero que aparece al escribir la palabra sexo es porno.
 
Los terapeutas también están recibiendo en sus consultas a muchos jóvenes, de 20 ó 25 años, que acuden con disfunción erectil y que ya han acudido al urólogo y les han dicho que no tienen ningún problema. También tiene que ver "con el porno y la ficción".
 
"Van ansiosos al encuentro sexual porque creen que no van a satisfacer a la chica, y también es verdad que practicar el sexo en el baño de una discoteca, medio borracho, es un fracaso anunciado. No se dan las condiciones para que el encuentro sexual funcione. Es como hacer spinning con zapatos de tacón, pues va a salir mal". reflexiona Laura Morán.
 
La receta de la psicóloga se resume en "educación sexual" pero "no desde los quince años y para que pongan condones, sino desde Infantil".
 
La neurobióloga concluye: "da igual las veces que nos hayamos enamorado o los palos (sentimentales) que nos hayan dado o que digas que nunca más te volverás a enamorar, porque cuando llega la siguiente sensación, cuando llega ese momento, no lo podremos controlar".
 
 
EFE Lidia Yanel