Se trata de una sugerencia muy visual de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) que advierte sobre el consumo excesivo de sal y su relación con enfermedades cardiovasculares y otras como el cáncer o la osteoporosis, aunque sea indispensable para la vida al tratarse de la mayor fuente de sodio de nuestra dieta.
Según los datos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), en España, el 87,5% de la población ingiere más de 5 gramos al día: el 20% de la ingerida se añade en el cocinado y en la mesa, es la sal visible, y el 72% proviene de alimentos procesados (sal oculta), especialmente embutidos, pan y panes especiales, quesos y platos preparados.
“Además, hay documentos que señalan que los españoles no saben qué tipo compran (marina, yodada, etc.), por tanto no se utiliza de forma universal la yodada”, alertan desde la SEEN.
Los intolerantes a la lactosa no pueden dejar de leer las etiquetas. EPA/Qilai Shen
Aunque parezca imposible, se puede calcular este condimento oculto en los alimentos procesados envasados y elegir así el producto más saludable.
La SEEN considera que un alimento se considera alto en sal cuando aporta más de 1,25 gramos por cada 100 gramos; al contrario, es bajo cuando tiene menos de 0,25 gramos para cada 100 gramos.
Y viendo los ingredientes que deben aparecer en la etiqueta podemos comprobar los gramos de sodio que contiene. Para transformar ese sodio en sal es necesario multiplicar por 2,5. Por ejemplo, si un alimento tiene 0,19 gramos de sodio por 100 gramos al multiplicar por 2,5 el resultado será de 0,475 gramos de sal por 100 gramos.
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición aconseja:
EFE/ase
El Plan Nacional de Reducción de la Sal de la Unión Europea, al que España está adherido, junto con otras iniciativas, promueven acciones para la reducción de la sal en la elaboración de pan, en los productos cárnicos elaborados, quesos o alimentos precocinados a través de acuerdos con la industria alimentaria y controles pertinentes. EFE