No es lo mismo medicina estética que cirugía. La medicina no es intervencionista ni se cambian rasgos, sólo trata de mejorarlos, en la cirugía se recurre a operaciones.
El estudio revela que la primera tendencia que impulsa el mercado de la medicina estética es la búsqueda de una belleza natural, discreta y reversible, motivada por el cuidado de la salud preventiva.
En segundo lugar, la investigación resalta la entrada de un ´target´mucho más joven, cuya edad desciende a los 26 años, influenciada por las redes sociales.
Y por último, destaca un tímido crecimiento pero constante de los clientes masculinos como usuarios de la medicina estética.
Los primeros coqueteos con la medicina estética comienzan en la adolescencia motivados por un deseo de mejora y no de cambio.
“Sobre todo nos demandan tratamientos del acné, para el sobrepeso, y fotodepilación médica”, explica a EFEsalud la presidenta de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), Petra Vega
Uno de los motivos de la disminución de la edad media de inicio se debe a los padres, relata Vega: “Antes estaban menos concienciados con estos problemas, cuando, por ejemplo, los hijos padecían acné solían achacarlo a cosas de la edad, ahora se preocupan porque no queden secuelas”.
En la actualidad, un 35,9 por ciento de la población española utiliza los servicios de Medicina Estética, lo que supone un crecimiento de 5,4 puntos porcentuales en los dos últimos años, recoge el informe.
Un 56,7 % de los usuarios escogen tratamientos faciales exclusivamente, mientras un 20 por ciento de la población asegura que realiza tratamientos faciales y corporales indistintamente.
Los rellenos dérmicos y la toxina botulínica son los tratamientos más demandados. La principal preocupación de los jóvenes es combatir la celulitis y reducir la grasa corporal mientras que los mayores optan por tratamientos de hiperpigmentación, manchas y fotorejuvenecimiento.
“A partir de los 20 hay un deseo de aumento de pómulos y labios”, señala la doctora Vega
La presidenta de SEME recuerda que “para cualquier tratamiento intervencionista la persona tiene que ser mayor de 18 años, además siempre y cuando esté indicado”.
A estas necesidades se suma la nueva tendencia estadounidense ‘Baby Botox’ que consiste en infiltrar dosis más bajas de toxina botulínica para disminuir o prevenir ciertas patologías antes de que aparezcan.
Es importante resaltar que “el baby botox, no significa que el botox se ponga en personas más jóvenes, sino que se hace una disolución más alta para que sea más leve su efecto”, indica la especialista.
Es fundamental, advierte, de que “cualquier tratamiento que se haga en edades jóvenes sea reversible porque nuestra piel y facciones cambian a lo largo del tiempo. Al poner un producto permanente, este queda tal cual y, a pesar de que nuestra piel envejezca, al final hay una disfunción que provoca que quede antiestético”.
Según los datos extraídos de este estudio cinco de cada diez mujeres y dos de cada diez hombres son usuarios de tratamientos estéticos.
Un 61,8 por ciento acuden al centro por recomendaciones de amigos y familiares mientras que los jóvenes utilizan principalmente Internet para informarse.
Si hablamos de tratamientos faciales, corporales y capilares el perfil del consumidor se sitúa en torno a los 28- 32 años y en 35-39 años para tratamientos de prevención antiaging.
La aparición de selfies, la difusión que la medicina estética tiene en las redes sociales y la influencia que estas tienen sobre los jóvenes ha hecho que los menores de 26 años se introduzcan en el mundo de la Medicina Estética a través de rellenos de ácido hialurónico en los labios y otros tratamientos preventivos con toxina botulínica.
Petra Vega denuncia el intrusismo en este sector: “Es un peligro que personas que no son médicas recomienden operaciones porque la medicina estética depende de muchos factores; hay que hacer una historia clínica, hay efectos secundarios, contraindicaciones, etc.”
“Las influencers no médicos deberían decir lo que se pueden hacer, pero que cada persona consulte al médico lo que le conviene a ella”, concluye.
En cuanto al rumbo de la medicina estética, se augura prometedor, pero se distinguen dos vertientes claramente marcadas. Se ha de diferenciar entre personas que envejecen y los sectores más jóvenes.
Mientras que en el primero se busca la naturalidad y paliar los síntomas del envejecimiento sin modificar los rasgos, en el segundo las redes sociales y los selfies han generado una búsqueda de modelos estereotipados.
“La gente más mayor quiere que cuando les vean les digan, estás muy bien pero no qué te has hecho. Sin embargo los jóvenes pide que se les note”, puntualiza Vega.
Desde hace años, España trabaja para posicionarse como país de referencia en turismo sanitario.
Este año ha logrado estar en el podio, como segundo país de Europa y quinto del mundo en este tipo de turismo.
Para la presidenta del SEME “es labor de las administraciones poner en relevancia la gran calidad de nuestra medicina y de la formación, una de las principales industrias es el turismo así que aunar las dos cosas es necesario. Es una tarea política”.
Durante 2018, se recibieron 140.000 turistas-pacientes y se espera que en el año 2020 esta cifra llegue a los 200.000 extranjeros.
Se estima que la facturación anual del sector ha alcanzado los 2.884.815.482€.