Klops se dió cuenta de que iba a ser un día terrible cuando se despertó y se encontró que le habían picado los mosquitos. Y aun fue peor... La abuela no le dejó jugar con sus madejas de lana. No hay ratones en sus agujeros. ¡Y para colmo, fuera estaba lloviendo! ...
Un libro que nos enseña a gestionar los días malos