Un poema de Manuel Valero recitado por Juan Carlos Gómez y editado con imágenes por Alejandro Qrry
Ellas, las horas
Se suceden unas a otras, las horas
con lentitud homicida, con macabra danza
con ominosa fuga, lentas, ellas, las horas
iguales, tortuosas, eternas,
fugaces, interminables, las horas
Ni un miserable hilván me dejan
De la costura con que me cosen
las caducas, infinitas horas,
Ni una hebra, costureras nocturnas,
Modistillas lascivas de buenas y malas horas.
Pobres horas, que anunciáis
en la cadavérica ceniza de las sombras
la risa muerta de la aurora
Pero vendrá, un día vendrá, lo sé,
Regresará del confín último del recuerdo
Y se hará carne como el mismo Cristo
Y os espantaré a todas,
Putas, cobardes, infelices horas
Y ya no habrá horas, ni sombras,
ni sobras,
Porque todo lo consumiremos
lo consumaremos todo
La niebla humeante del anhelado beso
anunciará la llegada de la mía,
la de aquel, la tuya, tu hora.
Manuel Valero