Criadero de los lobos

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Son las 18:36 del Viernes, 6 de Diciembre del 2024.
Criadero de los lobos

Hace décadas que se trae el agua a Ventillas (aldea de Fuencaliente) desde el Nacedero. Está a unos tres kilómetros de dicha pedanía en el arroyo de la Chorrerilla, que junto al arroyo de la Chorrera (la que exhibe una gran cascada), conforma el arroyo de la Aliseda, que dirige su bajada hacia la misma aldea, pasando entre ésta y su ermita antes de desembocar en el río Montoro. Jamás, que se sepa, ha faltado el agua en el Nacedero, ni siquiera en aquella inacabable sequía que comenzó en el 92. Todos estos arroyos bajan por la umbría de Sierra Madrona entre helechos, robledales, alisedas, madreselvas… De alguna manera, esa es la esencia y el agua que tenemos la suerte de beber también en Puertollano.


Hace más de cien años (1913) estuvo por allí un cura francés, el abate Henri Breuil, enamorado de nuestra tierra y su historia. Fue entonces cuando un pastor le llevó a una cota algo más alta que el Nacedero, donde el arroyo salta un escalón cuarcítico de varios metros y se entretiene en esculpir meandros y excavar ollas sobre una rugosa superficie pétrea. En los paredones que lo rodean hay pequeñas covachas. El paraje se llamaba (los lugares que ya nadie conoce ni visita pierden su nombre) “Criadero de los Lobos” así se lo dijo el pastor y así lo hizo saber el cura a sus lectores, usando el topónimo original español, por lo que no le quedó más remedio que explicar: “Criadero de Lobos, lugar donde los lobos, todavía numerosos en este país, acostumbran a parir u ocultar a sus crías”.