Desde un tronco caído hasta Luciana: Quince kilómetros río arriba, pasando el abrevadero. Un tronco derrumbado y rendido al sol. Los meandros del Guadiana han trazado una vega y un valle adehesado. Y estas cigüeñas, desertoras de campanario, habitan nidos asomados a su rivera. Una vega y un valle adehesado han trazado un río que tiene puente, que tiene vado, orillas y camino. Por estos pagos, ni siquiera sospecha el río que un buen día verá la mar. Lo que sí sabe es que… ni maldita la prisa por llegar.