Quién sabe si durante los días de niebla los ríos NO van a dar en la mar. Quizá prefieran morir bajo los cárcavos de un molino con siglos de historia. Los caminos te llevan a un “caz”, que es un canal en la jerga molinera, un canal que barre el agua para dentro, que arrima el agua a su casita de adobe y piedra.
Durante los días de niebla son más nítidos los ecos del pozo, los ladridos lejanos pastoreando el ganado, el goteo indeciso del rocío, el silencio expectante de los pájaros. Cuando no haya niebla, no sé si aconsejarte que mejor no vayas. Quién sabe si al disiparse la niebla, también lo haga el camino, y el río, y el pozo, y el molino… y no quede nada.