Bajo el título de "Bosques aluviales residuales (hábitat 91E0) en Los Montes de Ciudad Real (Castilla-La Mancha): distribución, factores geoecológicos y estado de conservación", Buitrago Bravo defendió recientemente su TFG, que mereció la calificación de 10 con propuesta de Matrícula de Honor por parte del tribunal calificador, cuya presidencia corrió a cargo del geógrafo y doctor José Luis García Rayego.
El TFG ha tenido como objeto de estudio tres formaciones vegetales única: el Avellanar de El Campillo en Luciana, el Abedular de Valdelapedriza en Piedrabuena y la Aliseda de la Angorrilla o de Los Santiagos en Los Pozuelos de Calatrava, ha explicado a Efe el propio alumno de la UCLM.
Estas tres formaciones vegetales, junto al abedular de Río Frío, son los únicos representantes conocidos en la comarca de Los Montes de Ciudad Real del hábitat 91E0, Bosques aluviales residuales de la Europa templada, considerado un hábitat de interés prioritario atendiendo al anexo I de la Directiva Europea de Hábitats.
La provincia de Ciudad Real acoge este tipo de hábitats, sobre todo alisedas y abedulares, en Los Montes de Toledo y en Sierra Morena, pero presenta una distribución testimonial en Los Montes de Ciudad Real.
En esta unidad natural se han identificado una serie de enclaves de carácter relicto del hábitat 91E0 donde destacan tres especies: el abedul (Betula pendula), el aliso (Alnus glutinosa) y el avellano (Corylus avellana).
En su TFG, Pedro Pablo Buitrago Bravo demuestra que la presencia de estas tres especies se debe a una serie de factores geológicos, edafohidrológicos e históricos que se han conjugado para permitir que estos taxones atlánticos hayan subsistido hasta la actualidad.
Los tres enclaves estudiados se ubican en cotas excepcionalmente bajas, entre 510 y 638 metros sobre el nivel del mar y en áreas geológicamente muy fracturadas, que han favorecido la aparición de manantiales de aguas poco mineralizadas, que dan lugar a ambientes higroturbosos (bonales) y aguas permanentes, ideales para el mantenimiento de estos bosquetes.
Todas las formaciones analizadas tienen algún tipo de alteración en su régimen hídrico a causa de la actividad humana.
En el caso del avellanar se trata de una balsa ganadera; en la aliseda, un pozo de extracción de agua y en el abedular una serie de presas y charcas.
Tan solo con aplicar la ley de aguas vigente y respetar el dominio público hidráulico muchas de estas agresiones podrían ser revertidas.
Además de la afección hídrica, hay que denunciar la masiva presencia de fauna cinegética, principalmente grandes herbívoros, que representan, si cabe, la mayor amenaza para la pervivencia de estas formaciones, especialmente para el avellanar y el abedular, dos espacios con tan solo 16 y 17 ejemplares respectivamente, que según demuestra Buitrago Bravo, han visto mermadas sus poblaciones sustancialmente en los últimos 15 años.
Estos espacios únicos, que pueden ser considerados como auténticos paisajes fósiles de un pasado climático más húmedo y fresco, se verán abocados a la desaparición de no tomarse las oportunas medidas de protección por parte de la Consejería de Desarrollo Sostenible, medidas que pasan por el vallado de exclusión y la restauración del sistema hidrológico, ha indicado Bravo. EFE
.gif)
