Ser Mujer

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Son las 09:11 del , 20 de Abril del 2025.
Ser Mujer

 

Por Lourdes Carrascosa Bargados

 

Acabamos de pasar hace unos días el 8 de Marzo, Día de la Mujer. La fecha recuerda un acontecimiento trágico en el que murieron decenas de mujeres cuando estaban solicitando aumento de salario, reducción de la jornada laboral y fin del trabajo infantil. En 1909, ciento veintinueve mujeres murieron calcinadas en la fábrica Cotton Textile Factory en Nueva York, por un incendio provocado por sus dueños.

A día de hoy mucha gente que piensa que no tiene sentido ya esta celebración, algo que yo no comparto. Bien es cierto que la utilización del feminismo por los partidos políticos puede llevar a mucha confusión, pero es conveniente que nos paremos a mirar más allá.

Nosotros tenemos la suerte de vivir en España, dentro de la Unión Europea, la zona mundial en la que las mujeres gozamos de más derechos. Dinamarca, Francia, Letonia, Luxemburgo, Bélgica y Suecia encabezan la clasificación. En el resto del mundo las mujeres disfrutan solo de tres cuartas partes de los derechos iguales a los hombres y en Oriente Medio y África del Norte, menos de la mitad.

Hay miles de razones para seguir reivindicando los derechos que merecemos, pero no es cuestión de plantear enfrentamientos entre nosotras, ni tampoco con los varones, es tiempo de analizar y profundizar poniendo en valor lo que han hecho aquellas que nos precedieron.

El derecho al voto de las mujeres en España fue reconocido por primera vez en la Constitución de 1931, norma fundamental de la Segunda República, siendo las primeras votaciones en las que participaron las municipales de 1933 y luego en las elecciones generales de Noviembre del mismo año.

Destaca en este campo la figura de Clara Campoamor, diputada y principal impulsora del reconocimiento al sufragio femenino, primera gran batalla para conseguir la igualdad de derechos con los hombres en nuestro país.

Tras la Guerra Civil española en  Julio de 1936, se perdió el derecho al voto y no se recuperó hasta cuarenta años más tarde, con las elecciones generales de Junio de 1977 y el inicio de la transición que llevaría consigo el restablecimiento de la democracia.

He vivido la experiencia, trabajando desde 1973 y siendo desde 1975 estudiante universitaria, de que las mujeres teníamos que llevar una autorización de nuestro padre o marido para poder abrir una cuenta bancaria y esto no cambió hasta 1978. Con estos datos, podemos ver que los derechos de las mujeres son muy recientes en la historia, incluso de los países en los que han sido pioneros.

En el mundo se considera el año 1848 como el momento inicial del movimiento sufragista contemporáneo en Estados Unidos con la Declaración de Sentimientos de Seneca Falls, que está considerado como el texto fundacional del feminismo. Dicha Declaración consta de doce decisiones con dos grandes apartados: exigencias para alcanzar la ciudadanía civil para las mujeres (votar, presentarse a elecciones, ocupar cargos públicos o asistir a reuniones políticas) y los principios que deben modificar las costumbres y la moral (eliminar la prohibición de tener propiedades, puesto que los bienes eran transferidos a los maridos, permitir dedicarse al comercio, tener negocios propios o abrir cuentas corrientes).

En Europa fue en Finlandia en 1907 cuando las mujeres ejercieron por primera vez su derecho al voto, siguiendo pocos años después Noruega y Suecia. Todavía hoy tenemos países como el caso de Afganistán con limitaciones al voto y derechos femeninos.

Desgraciadamente nos encontramos que en nuestro mundo sigue existiendo mucha discriminación con comportamientos que violan los derechos humanos de las mujeres y de muchos niños.

El matrimonio forzado, en el que uno o ambos cónyuges no dan su pleno y libre consentimiento a la unión, con un uso abusivo del poder patriarcal al anular la libertad, autonomía y decisiones de las mujeres desde la infancia, sometiéndolas a controlar su sexualidad permitiendo violaciones de derechos humanos como abuso sexual, mutilación genital y otros tipos de violencia de genero consentidas en el entorno familiar.

La pobreza y exclusión social con la imposibilidad de acceso a servicios tanto de salud como de educación pone en grave riesgo en muchos países a niñas y adolescentes.

Solo por estos ejemplos, ya debería seguir existiendo el 8 de Marzo, pero si bajamos a nuestro entorno más cercano, también encontramos un puñado de razones.

La violencia contra la mujer (En datos de la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019 una de cada dos mujeres (57,3%) residentes en España a partir de los dieciséis años, han sido objeto de violencia).

Sigue existiendo la brecha salarial de género, la desigualdad laboral y el menor peso de las mujeres en puestos directivos.

También es un hecho que la situación laboral de muchas mujeres se ve frenada por la maternidad o el cuidado de mayores, ya que no se desarrollan adecuadamente políticas de apoyo y los estados prefieren ahorrar dinero en esas partidas y dejar tales tareas en manos principalmente femeninas.

Mientras un hombre o una mujer no tengan los mismos derechos y no puedan decidir libremente sobre su ocupación vital, debe mantenerse una fecha para recordarnos que hay que seguir avanzando.