Biko: encender la mecha.

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Son las 21:15 del Martes, 23 de Abril del 2024.
Biko: encender la mecha.

Durante años, y de forma equivocada, creíamos que los cantautores (singers-songwriters en la denominación anglosajona) tenían el monopolio de la denuncia social, ecológica o política. Habíamos crecido con los ecos de Raimon, Paco Ibáñez y compañía, mirando de reojo la actividad primitiva de Bob Dylan, Joan Baez o Woody Guthrie, sin apenas concebir que un personaje de la más grandilocuente variante del rock, el llamado “sinfónico”, se fuera a descolgar en 1980 con un pedazo de tema que, no sólo reivindicaba a un activista político sino que, con el tiempo le llevaría por un camino creativo y filantrópico desconocido para la mayoría de las “rock-stars”. La canción se llamaba “Biko” y su autor e intérprete, Peter Gabriel.

 

Peter Gabriel, al que muchos conocíamos por sus extravagancias teatrales al frente del grupo Génesis, había alcanzado su cenit musical en la creación de la magna obra “The Lamb Lies Down On Broadway” (1974), un disco doble que no sólo supuso el mayor éxito de la banda, sino que, como consecuencia de la capitalización del éxito por parte de Gabriel, creó tensiones internas que hicieron que Phil Collins, Steve Hackett, Mike Rutherford y Tony Banks, “permitieran la salida” de su cantante estrella. Lo más paradójico de esta situación es que la banda, sin su líder natural, no cayó en el favor del público, como lo demostró su primer disco sin Gabriel “A Trick of the Tail” (1976) y que el mismo “despedido”, tras tres años de reclusión en los que se dedicó a “hacer hijos y coliflores” (sic), irrumpió en la efervescente escena musical de 1977 con su primer disco, titulado como él mismo y que daba un notable giro musical a su carrera. Dejó Gabriel de lado su gusto por los discos conceptuales y se centró en hacer canciones, cuanto más simples mejor, como la emblemática “Solsbury Hill” que fue el “single” preferido de este nuevo inicio. El gusto gabrielesco por la teatralidad se trasladó ahora a las portadas y los títulos de los discos. No puso nombre a ninguno de sus primeros cuatro discos que acabaron llamándose entre los aficionados por la fotografía de portada, como siempre, a cargo de Hignosis (el diseñador de muchas carpetas de Génesis), así automóvil, rasguño, cara derretida y seguridad fueron los sinónimos de los discos en donde la aportación de la sutil guitarra de Robert Fripp (King Crimson) y la excelente voz de Kate Bush, salían y entraban de los diferentes temas, en algunos casos tan crípticos como la misma personalidad de su autor.

 

En Noviembre de 1980 publica su tercer disco, para muchos el mejor hasta entonces, en el que incluye este alegato contra el racismo imperante en Sudáfrica, dándole forma de denuncia ante el “asesinato encubierto” del activista anti-apartheid Steve Biko, a manos de la policía sudafricana. El caso de Biko, uno de los más flagrantes horrores del régimen racista sudafricano, se había producido en septiembre de 1977, cuando detuvieron a Biko por manifestarse en contra de las frecuentes trasgresiones contra la mayoría negra que la policía sudafricana ejecutaba con descarnada violencia y que había dado lugar a los sangrientos disturbios de Soweto, tiempo atrás. A Biko lo detuvieron en Port Elizabeth, lo encerraron en la celda 619 (como relata la letra) y le apalearon hasta que perdió la conciencia. Por si no fuera poco, decidieron trasladarlo (desnudo y herido en la trasera de un Land Rover) hasta Pretoria (a casi 1.500 kms. de distancia) porque, según el informe policial “existía riesgo de fuga”. Sin atención médica alguna este “mártir” de la lucha por los derechos civiles, falleció en una celda de Pretoria el 12 de Septiembre de 1977 a causa, según los citados informes, de una huelga de hambre.

 

El periodista Donald Woods, amigo personal de Steve Biko, publicó sendos libros para esclarecer los hechos que no solo le costaron el exilio de su país, sino que le permitieron poner en valor la figura de Biko en todo el planeta (Woods habló en el consejo de Seguridad de la ONU) e interesar al cineasta británico Richard Attenborough para dirigir una película sobre el asunto, “Grita Libertad” (1987) con Kevin Kline como Donald Woods y Denzel Washington como Steve Biko, en la que por supuesto, figuró la canción de Gabriel en la banda sonora. Para entonces, “Biko” ya era una canción emblemática, no sólo en los conciertos de Peter Gabriel, sino en todas aquellas reivindicaciones anti-apartheid que se desarrollaron en aquellos años y que dieron al traste con el oprobioso gobierno “afrikaner” en Sudáfrica. El mismo Gabriel empezó a derivar hacia un africanismo activo con la creación de WOMAD, una de las entidades para desarrollo de la música étnica, la ecología y la conciencia social, más influyentes del planeta, mientras su creatividad lo ha llevado por derroteros inimaginables antes de crear este fantástico homenaje que encendió la mecha de las conciencias y que ahora seguiréis disfrutando en algunas de las versiones más deliciosas que Sam ha encontrado en la Red. Salud.

Juanma Nuñez Rodrí­guez
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