La música americana (y hablamos de los USA), tan extensa y variada como el mismo país, tan cargada de influencias étnicas tanto exteriores como interiores, nunca dejó de crecer ni de sorprendernos, jamás cae en desuso y, aunque pase por ella la apisonadora de los años, sigue sonando fresca, cercana y auténtica. Es quizá por esa razón que todavía hoy, cuarenta años después de su edición en el segundo álbum de Lynyrd Skynyrd, “Second Helping”, la canción que está sonando toda esta tarde en mis oídos me resulta tan familiar y querida: “Sweet Home Alabama”.
En la primera mitad de los setenta, el Imperio se desangraba con los estertores de la guerra en Vietnam y la corrupción política en el partido republicano que había izado a Richard M. Nixon a un segundo mandato en la Casa Blanca. Pasada la brillante época psicodélica (ya sabéis Paz & Amor) y cuando las flores se habían marchitado, una nueva tendencia, basada en el orgullo regional y la nunca olvidada derrota de la Confederación surgió en el “Deep South” a cargo de dos puntas de lanza tremendamente creativas y que diseminaron el estilo incluso más allá de las fronteras localistas. Las bandas eran The Allman Brothers Band y Lynyrd Skynyrd y el “estilo” que enseguida fue etiquetado para su mejor márketing el “Southern Rock” o Rock Sureño, si prefieres la traducción de la época. Bandas con muchísimos miembros, dotadas de secciones de ritmo contundentes y estridentes coros femeninos, todos ellos blancos, como mandan los estrictos códigos racistas de una zona que había abandonado, sólo en teoría, la segregación racial hacía poco más de un lustro. El directo de aquellos grupos con tres guitarras solistas que permitían inacabables solos y batallas entre ellos, catalizaba a una audiencia que sufría la primera crisis petrolífera en propias carnes y no entendía como el hermano yanqui se quedaba con los brazos cruzados. Un demócrata con una extensa fortuna basada en los cacahuetes (tan populares en Yankilandia) llegaba a Gobernador del mítico Estado de Georgia (¡qué melocotones!) y de ahí a la Presidencia de la Unión, sirviendo aunque él jamás lo imaginara como elemento disgregador de tantísimos grupos del Sudeste del Mississippi. Jimmy Carter y “Sweet Home Alabama” pusieron al Sur de los USA de nuevo en el mapa.
Cuentan que la canción surgió de las neuronas de Ed King, hasta entonces bajista de los Skynyrd, que en un ensayo abandonó momentáneamente el bajo y cogió una guitarra para seguir una cierto riff uno de los solistas del grupo, Gary Rossington. La mañana siguiente, según el relato interesado de King, la canción (letra incluida) había fluido de su cabeza y estaba lista para lo que gustaran mandar. Sin embargo, la misma sólo se entinde con la aportación del dúo Gary Rossington y Ronnie Van Zandt, auténticos líderes de la banda y que firman junto con Collins la autoría de la canción. Curioso que un tema que ensalza las bondades de Alabama fuera escrito por un californiano (King era de Glansdale) y dos tipos de Jacksonville (Florida); curioso que las alusiones a dos temas de Neil Young (“Souther Man” y “Alabama”) donde éste censuraba el racismo del Sur, mientras que los Skynyrd venían a decirle que se metiera en sus asuntos que ellos estaban muy bien como estaban en su pueblo (Alabama), muy curioso porque cuarenta años después hay por ahí foros que dan la vuelta a la historia y cuenta que “Sweet Home Alabama” es un canto anti-racista, lo que da idea de la fértil imaginación de las teorías conspirativas de los habitantes de los USA.
Polémicas aparte el pedazo de canción, el pedazo de riff, y los pedazos de coros (las inefables Clydie King y Merry Clayton) hacen de este tema un auténtico manjar para ser degustado en cualquier ambiente dinámico: andando, corriendo, conduciendo coche o moto… no se os ocurra hacer escalada mientras oís el fuerte estribillo no vaya a ser que acabéis en el suelo. Tan buen juego melódico hizo que la canción acabara como eslogan turístico del Estado homónimo (Dulce hogar Alabama, donde el cielo es azul, bla, bla, bla) y que, en una variante más corrosiva fuera adoptada por los inigualables Siniestro Total haciendo una versión que acabó (como la original) definiendo al grupo, “Miña Terra Galega”, como podréis apreciar en los enlaces sugeridos, acaba sobreponiéndose en escena a los propios Siniestro, tal y como años antes ocurrió con Lynyrd Skynyrd de los que, si “Free Bird” (la enciclopedia del rock sureño) fue su himno, “Sweet Home Alabama” fue su invitación para Fitur (si ésta hubiera existido). Buenas Vibraciones.