Ante todo, sentido común

Por Isabel Castañeda

El toque de atención me ha llegado a través de dos personas a las que admiro: la escritora Rosa Montero que, en su última novela, Animales difíciles, ofrece una frase lapidaria, que resume de forma magistral, la deriva que está tomando la sociedad: "Nuestra sociedad se está suicidando por medio de ignorancia".

No se puede poner mejor el dedo en la llaga.

Cada cual que la analice a su manera y saque sus propias consecuencias.

La otra es el doctor Mario Alonso Puig, para mí un referente desde hace muchos años.

En medio de esta crisis de gripe, catarros y virus y rodeados de influenzers y opinadores de todo y sin conocimiento profundo de nada, él pone las cosas en su sitio: "Se abusa del pensamiento positivo".

No hay que defender, ciegamente, la actitud que apoya los pensamientos positivos por sí mismos.

No consiste en ver, sin más, el vaso medio lleno y confiar que, por el mero hecho de ir por la vida con actitud positiva, todos los problemas se irán solucionando.

La persona positiva tiene que ser realista y saber dónde están sus limitaciones, para buscar las soluciones en quienes tengan la preparación idónea.

Ante un problema de salud, no valen consejos, aunque sean bien intencionados y, mucho menos, poner la confianza en personas osadas, que buscan su momento de gloria y una manera de ganar dinero.

Los consejos han sido, desde siempre, la manera en que algunas personas se colocan en una posición de superioridad, para decir a los demás lo que tienen que hacer, teniendo en cuenta que el problema lo tienen otros y, si se comete un error, no lo sufren ellos.

Cuesta encontrar a personas prudentes, que sepan callar a tiempo, antes de perjudicar a nadie.