Por Isabel Castañeda
A punto de empezar otro año, me gustaría mandar un mensaje, que nos posicionara con realismo ante lo que está por venir.
Lo primero es darse cuenta de que no podemos desear lo que no es posible: controlar los acontecimientos, que siempre es la vida la que nos dirige y no nosotros a ella.
En segundo lugar, aceptar la incertidumbre de los hechos y ser lo suficientemente flexibles, para adaptarnos con sentido común a ellos.
En tercero, que no podemos desear que las cosas sean todas positivas, porque es seguro que, como siempre, también en este año, se alternarán los hechos favorables y los desfavorables. Lo bueno y lo malo forman parte del devenir de nuestra existencia y de la sociedad.
Sabiendo esto, es muy importante la actitud que adoptemos ante los hechos venideros.
Está actitud tendrá que ser de positivismo realista.
Es decir, conocer el momento y las circunstancias que nos ha tocado vivir, aceptarlo y adaptarse, poniendo lo mejor de nosotros mismos, para intentar mejorarlo con ánimo y esperanza.
Esto en general. En lo particular, cuidaremos con dedicación de nuestra salud, en lo que esté a nuestro alcance. Viviremos la vida como un regalo y procuraremos dar lo mejor de nosotros mismos a los demás.
No hay recetas mágicas. Los ingredientes serán: consciencia, sentido común, hacer lo que corresponde, ser parte activa en nuestra salud y hacer el bien que sea posible a los demás.