Detrás de la opulencia

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Son las 18:40 del Lunes, 13 de Enero del 2025.
Detrás de la opulencia

 

Por Isabel Castañeda

 

Estamos en los preámbulos de las fiestas navideñas, que se anuncian con alumbrados fastuosos; pero antes se va preparando el ambiente con celebraciones intermedias, donde el reclamo es el consumo y comprar se convierte en el ritual por excelencia.

Son imitaciones de festividades estadounidenses, el viernes negro, el día de acción de gracias...

No son nuestras celebraciones; pero las hemos adoptado alegremente, sin que sea importante saber sus orígenes; simplemente, por venir de un país poderoso, que parece la tierra prometida y a la que se pone como modelo.

Si no nos quedamos en el escaparate, descubriremos que esconde, en lo más profundo, un islote de pobreza, que es un insulto a la humanidad.

Hay una realidad social que sufren millones de personas, que viven en barrios con bajísimos ingresos y poco acceso a productos de calidad; por lo que se ve afectada su salud física y mental.

Memphis es una de las zonas más pobres de la llamada " capital del hambre" de EE.UU.

La población es, en su mayoría, negra y latina.

Se vive en los llamados desiertos de comida (food deserts), porque no es posible encontrar dónde abastecerse de productos saludables. Los supermercados más cercanos pueden estar, como mínimo, a una hora y media de distancia.

No hay donde comprar tomates, pepinos, manzanas, ni otros alimentos frescos.

Proliferan los restaurantes de comida rápida y barata, con productos ultra procesados, que estimulan la química del cerebro, produciendo dopamina, que te hacen sentir bien; pero que favorecen la obesidad y, consecuentemente, las enfermedades de corazón y diabetes.

Los estudios demuestran que estas personas pueden vivir unos 13 años menos, que quienes viven en zonas con acceso a comida más saludable.

Proliferan los Mc Donald  y los "dollar stores", donde se venden alimentos enlatados, como sopas o carne y bolsas de patatas fritas o galletas, muy baratos, incluso por un dólar.

A estas zonas no llegan los supermercados, porque no son rentables, ni los bancos conceden préstamos, ni quieren invertir.

La gente no tiene posibilidades de salir de estos barrios; no hay escalera social.

Unos 17 millones de personas viven en zonas de bajos ingresos, donde puede haber una distancia de unos 30 km, de lugares con posibilidad de encontrar alimentos más sanos.

Esta realidad se da en Tennessee, Texas, Mississippi, Nuevo México, Arkansas, Alabama y Nueva York.

Conviene abrir los ojos, para saber en qué mundo nos movemos y hacia dónde nos puede conducir el desconocimiento y la ignorancia

Isabel Castañeda