El movimiento pendular

Escucha la radio con La Voz de Puertollano
La Voz de Puertollano
La Voz de Puertollano en Facebook
La Voz de Puertollano en Twitter

Advertisement


Advertisement

Son las 14:24 del , 16 de Noviembre del 2025.
El movimiento pendular

 

Por Isabel Castañeda

 

Aunque no lo percibimos, vivimos en un movimiento continuo, aunque la sensación es de quietud, que la tierra es firme bajo nuestros pies.

Aparentemente, las montañas, los ríos, los árboles y plantas dan la impresión de pertenecer a un paisaje fijo.

Todo es falsa apariencia.

Lo mismo ocurre con los movimientos sociales.

Nos instalamos en unas creencias, en unas costumbres y las vivimos como si fueran inmutables.

Si salimos del letargo de la comodidad, empezaremos a ser conscientes de que la vida es actividad, que no podemos quedarnos anclados en un momento determinado, porque corremos el peligro de quedarnos con el reloj parado.

Después del preámbulo, haré mención a dos corrientes culturales antagónicas, que discurren entre los años 80 y el momento en que nos encontramos

Hacia 1986 nace en Italia el llamado "Movimiento Slow" (movimiento lento), que promueve calmar el ritmo de las actividades.

Carlo Petroni, periodista y sociólogo es el impulsor de la idea de vivir una vida más equilibrada y reducir el ritmo para poder apreciar el mundo en que nos desenvolvemos.

Propone tomar el control del tiempo, en vez de someterse a él, llevando una vida plena y desacelerada, concienciándonos de nuestra existencia, en vez de vivir como máquinas.

En su momento, se intentó impulsar este ritmo en algunas ciudades, pero se fue imponiendo, nuevamente, el ritmo acelerado y se quedó relegado a espacios rurales, cercanos a la naturaleza.

El movimiento lento ha dado paso a otro llamado "Aceleracionismo", en el que nos encontramos ahora.

Todo va a un ritmo cada vez más rápido. De hecho, los mensajes tienen este carácter. No admitimos las explicaciones prolijas.

La exposición de ideas tienen que resumirse para que el público las asimile con facilidad.

Se busca lo que se puede consumir en poco espacio de tiempo: la comida rápida, los mensajes acelerados, las series condensadas en pocos capítulos para verlas de una tacada, los libros fáciles de leer y con temas más bien para la evasión, la conversación se sustituye por intercambio de frases que no exijan mucha atención, etc.

Basta observar a nuestro alrededor para confirmarlo.

Nada surge ni por casualidad, ni gratuitamente.

Esta segunda forma de entender la vida acelerada, la promueven quienes quieren cambiar los esquemas que nos han servido hasta ahora.

En el fondo, se intenta acelerar el cambio de una democracia a un sistema financiero.

Piensan que la práctica democrática es lenta, su engranaje, sus leyes, sus normas, requieren de tiempo para desarrollarse.

Pretenden que este paréntesis pase pronto, para imponer su nuevo orden.

Toda la confusión, los acontecimientos, aparentemente incomprensibles que estamos viviendo, responden a una estrategia de cambio, conscientemente concebido y con una finalidad: la imposición del poder del dinero.

De quienes formamos la sociedad depende que nos dejemos llevar o busquemos alternativas.

Isabel Castañeda