Por Isabel Castañeda
Es importante, pero el entorno vital es determinante.
La educación contribuye a formarnos como personas; somos fuegos que hay que encender, poniendo los medios para que nuestros talentos emerjan.
Necesitamos prepararnos bien para poder desenvolvernos en el complejísimo mundo que nos ha tocado vivir: la era digital, que avanza a un ritmo frenético de cambios.
Ésta era exige: Ética, Creatividad, Trabajo en equipo, Cooperación…
Los esquemas de aprendizaje deben cambiar. Hay que enseñar de otra manera. No vale el sistema pasivo y memorístico. No se puede ofrecer a los alumnos un mundo estático, donde se tienen ya elaboradas todas las respuestas.
Se impone poner en cuestión muchas preguntas, que hace poco tiempo no estaban entre nuestras preocupaciones.
Lo primero que debemos cuestionarnos es que no valen los temas cerrados, porque la vida es continuo cambio.
La inseguridad produce temor, por lo que se hace necesario ayudar a las personas a que crean en sí mismas, en sus potencialidades.
Cada cual debe descubrirlas, para ver qué posibilidades tenemos, para ir haciendo nuestro currículum.
La educación no es sólo intelecto, debe desarrollar el pensamiento crítico, para debatir ideas.
Se necesita el ejercicio físico, que favorece la neuroplasticidad.
También las artes, que potencian la conexión de los dos hemisferios del cerebro.
Debemos saber, además, que la mente humana crece en el encuentro con otros seres humanos.
Todo esto evidencia que la genética no es sólo lo que determina sino el uso que hacemos de las experiencias y el aprendizaje.
En algún momento nos plantearemos el sentido de la vida, que no es sino desplegar nuestro potencial, para encontrar la luz que nos ayude a caminar.
La mente funciona mejor cuando está abierta y, además, tiene una dimensión espiritual.
Cada persona encontrará la suya.
Nuestra forma de vivir está moldeada por nuestra mente, somos según pensamos.
Los pensamientos perturbadores desencadenan reacciones aflictivas: Generan insomnio, Hipertensión, Aumentan la grasa abdominal, Osteoporosis...
Es decir, ponen en marcha los mecanismos para que la salud se resienta.
Las creencias alteran la percepción de las cosas. La persona está oculta detrás del personaje.
Lo importante es lo que hay en nuestro interior; si creemos que la vida tiene un sentido.
Entonces, habrá esperanza en que "detrás de la noche más oscura, siempre hay una promesa de un espléndido amanecer".