Hay esperanza

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Son las 13:09 del , 9 de Febrero del 2025.
Hay esperanza

 

Por Isabel Castañeda

 

Entre la profusión de noticias que ponen en evidencia los graves problemas del mundo y los errores e injusticias de los grandes mandatarios, he podido retener dos que, seguramente, han pasado inadvertidas para muchas personas.

1 - Creación de Plataformas Antimagnates que, como David contra Goliat, se proponen hacer la competencia a las grandes compañías tecnológicas. Las promueven científicos, intelectuales, artistas de todo tipo y pensadores del momento, combatiendo bulos y mentiras que no se verifican en las dos grandes plataformas. El lema de éstas, en defensa de "su libertad", es que no hay que filtrar lo que difunden, que todo vale y que sea el usuario el que tenga que buscar los medios para verificar su autenticidad. Con lo que tienen el camino libre para publicar basura, entre lo que podría ser bien considerado. Todo ha sido minuciosamente estudiado.

Primero se generaliza el uso de los teléfonos móviles, creando una total dependencia y, cuando tienen a la sociedad adicta, limitan la variedad de ofertas a los dos grandes y dictan las reglas de uso, que consisten en que no haya reglas. Mientras, la sociedad se pierde en medio de las redes sociales, en discusiones de unos contra otros, llenas de visceralidad y de insultos, fiel reflejo de lo que ocurre entre la clase política. Quienes crean los problemas predican que tienen soluciones simples y rápidas para solucionarlos.

2 - Hay un estudio realizado sobre un amplio colectivo, que da como resultado que el enganche a las redes sociales, provoca irritabilidad y bajada de ánimo.

Estas dos noticias orientan hacia dónde hay que poner el foco de atención.

Tenemos que despertar y darnos cuenta que, sólo con ciencia, educación y cultura, se podrán ir encontrando soluciones más racionales, que no está todo perdido.

Creo que debemos empezar por lo más sencillo y a nivel individual: "poner el foco en lo que quiero, no en lo que temo".

Yo quiero un mundo más racional, pero lo que se divulga sin tamizar produce adicción, adormecimiento intelectual, irritabilidad y bajón emocional.

Lo inteligente, entonces, será actuar de manera que, lo que yo haga en mi limitado entorno sea positivo, realista y produzca un beneficio físico o emocional a quienes me rodean.

Si quiero hacer mi ayuda más extensiva, buscaré información fiable, para canalizarla a través de entidades al Servicio de Causas Humanitarias.

Me voy a permitir aportar una experiencia personal que, quizá sea ilustrativa para lo que quiero expresar.

Estoy escribiendo estas reflexiones en medio de un proceso catarral bastante serio, como una gran cantidad de personas.

Lo que quiero resaltar es que, anoche llamé a urgencias y en un cuarto de hora, se presentó un equipo de tres personas (supongo que un médico, un enfermero y un conductor de la ambulancia por si había que derivarme al hospital). Me reconocieron, diagnosticaron y recetaron una medicación, que se activaría en poco tiempo en farmacia, por una contribución que hay que considerar simbólica, con el precio que tienen los medicamentos.

Este episodio me ha hecho pensar qué puede pasar a una persona como yo, representativa de una inmensa mayoría, en otros muchísimos países y, concretamente, en el que se considera el más poderoso del mundo: EE.UU.

Seguramente que no habría habido ninguna solución oficial, si no cuentan con un carísimo Seguro Médico.

No hablemos de enfermedades de mayor envergadura.

Mi conclusión final: no destruyamos (por escuchar a quienes buscan seguidores por dinero), con falta de conocimiento, sentido común y reflexión, lo que ha costado tantos años ir construyendo, para beneficio de todos, y con todas las deficiencias por enmendar.

Es triste que el ser humano dedique tanto esfuerzo en deshacer, en poco tiempo, lo que lleva mucho tiempo, esfuerzo y dinero en levantarse.

Isabel Castañeda