Por Isabel Castañeda
Nuestras debilidades nos hacen manejables y nos dejan a merced de los profesionales de la manipulación: los expertos en publicidad y propaganda, los políticos y quienes están en nuestra vida personal.
Algunos de los trucos del buen vendedor:
El manipulador político es el más trascendente.
Utiliza la técnica de la teatralización.
Se representa simbólicamente una acción sobre un escenario, para provocar emociones en el espectador.
Ejemplos son los mítines, donde el pueblo se transforma en una multitud de figurantes, fascinados por el drama al que les incita a participar quien ejerce el poder.
No trata sólo de impresionar, sino de dramatizar, de hacer visible a nivel emocional una concepción del mundo.
Napoleón, por ejemplo, tuvo un talento especial para la teatralización.
Se creó una imagen seductora, que culminó con la ceremonia de su consagración como emperador.
Consiguió que la revolución que había acabado con la monarquía, nombrase un emperador y que, quienes habían acabado con los privilegios hereditarios, resolvieran que el Imperio lo fuera.
La ceremonia dirigida personalmente por Napoleón, fue fastuosa y ha pasado a la historia en la pintura de Jacques -Louis David.
Más reciente para muchos es la teatralización de los mítines de Hitler al pueblo alemán.
Es una de las herramientas para conseguir obediencia a través de la apariencia.
La relación de los gobernantes con los gobernados, se basa en la ficción, en la apariencia, en la seducción, con la promesa de un futuro mejor.
Un genio de la manipulación es Trump.
La gente ve en él, lo que él quiere que vean, y crean que es uno de ellos y que conoce sus necesidades.
La libertad consiste en poder decir " no", sin temor, después de resistir al impulso, la visceralidad y a las informaciones falsas.
Las falsas noticias nos invaden y es necesario saber identificarlas, aunque es muy difícil; por eso, son imprescindibles las instituciones dedicadas a la comprobación, a la verificación de las mismas; lo mismo que se vigila la salubridad del agua y la limpieza del aire, la utilidad de los medicamentos o la calidad de los alimentos.
No vale cualquier información, ni escudarse en el anonimato; hay que analizar las fuentes.
Una mente distraída y que debe decidir deprisa, tiende a adoptar creencias falsas.
Debemos esforzarnos en pensar críticamente, saliendo de nuestra zona de confort, para intentar encontrar fuentes fiables en referentes solventes por preparación y honradez.
Es tarea difícil en la época de la posverdad (la mentira); pero es absolutamente necesario, para que no nos arrastre la ola de despropósitos, de quienes quieren manipularnos, para conseguir sus personales objetivos de poder.