La Naturaleza manda
Por Isabel Castañeda
Después de la Dana más destructiva y todavía con los coletazos, estamos asistiendo a una cascada de acontecimientos, que añaden confusión y angustia a todo lo anterior.
Desde el primer momento, en medio del caos, las personas de las zonas afectadas tuvieron que sobreponerse al impacto, para ayudar a quienes tenían más cercanos, improvisando sobre la marcha y con poco más que sus manos.
El panorama desolador, las pérdidas humanas, los desaparecidos, así como de bienes y estructuras básicas, ponían a la vista un panorama trágico.
Todo ha puesto a prueba la capacidad de reacción y la fortaleza humana ante la adversidad.
En principio, los afectados han vivido la terrible sensación de estar solos ante la adversidad; pero, una vez puesta en marcha la maquinaria del estado, se han movilizado todos los servicios competentes.
La UME, con su amplia experiencia en todo tipo de catástrofes, el ejército, la asistencia sanitaria (en plan de campaña), la policía y quienes tienen responsabilidades de todo tipo, han formado un engranaje, que no descansa.
Este es el principio. Queda por delante una ingente tarea.
Habrá cuestiones que se podrán solucionar en un plazo más corto; pero debemos ser conscientes de que otras llevarán meses, incluso años.
Es duro; pero hay que admitirlo.
Lo destruido es de tal magnitud, que necesitará mucho tiempo y dinero para su reconstrucción.
Se impone, por parte de las administraciones, agilidad, claridad y mucha pedagogía ante los ciudadanos, para que seamos conscientes de la tarea que hay por delante.
No valen paños calientes; hay que afrontar que somos vulnerables ante las consecuencias del cambio climático y que debemos corregir muchas cosas.
Es momento de unir esfuerzos, de generosidad y agradecimiento a las personas implicadas en la salida de la situación.
Lo primero y más urgente, la atención básica a los damnificados; toda la ayuda material y psicológica
Al mismo tiempo, búsqueda incesante de los desaparecidos.
Después, la puesta en marcha de los recursos necesarios para que puedan ir rehaciendo sus vidas.
Urge también despejar carreteras, en la medida de lo posible, para que los servicios se pongan en marcha.
Los trenes y otros servicios, tendrán más problemas para ser normalizados.
Los ciudadanos debemos buscar información en medios fiables y no dejarnos llevar por voces viscerales.
Toda la comprensión hacia el enfado de los afectados, llenos de dolor y de incertidumbre, desde luego; pero sin escuchar a quienes aprovechan la confusión, para sembrar el caos y la violencia.
Gracias al pueblo español, cada cual, con sus competencias, que siempre da una lección de generosidad, en los momentos más trágicos.
Y cada cual, en nuestra parcela, vamos a poner el grano de arena que nos corresponda.
