La partida de ajedrez

Por Isabel Castañeda

Ha comenzado una etapa de nuestra vida política, social y económica que hace poco tiempo nos parecía impensable.

Los valores de la vieja Europa: democracia, humanismo, inclusión, puertas abiertas a quien tiene algo que aportar, defensa de los derechos humanos y sociales, respeto al diferente, educación y cultura para el crecimiento personal, que nacieron al finalizar la Segunda Guerra Mundial, con la idea de que no se repitieran errores, ven tambalearse sus cimientos peligrosamente.

Ha comenzado una partida de ajedrez, donde las piezas negras, como el ángel exterminador, pretenden ganar la partida por jaque mate, no admiten quedar en tablas.

Los oligarcas, con Trump a la cabeza, pretenden hacer del mundo un negocio de ganancias incalculables para personas multimillonarias que, aprovechándose del sistema democrático, han conseguido con manipulaciones, mentiras y falsas promesas a los más vulnerables, instalarse en el poder.

Tienen todos los resortes del mismo.

En sólo unos días han sembrado el miedo y la incertidumbre, con medidas deshumanizadas, que llevarán el dolor y la desesperación a millones de personas.

No podemos quedar impasibles ante tanto despropósito.

El mal existe, pero a veces la maldad no es sólo la responsable, puede ser más peligrosa aún la indiferencia, el mirar para otro lado, cuando la injusticia y la crueldad se instalan en la sociedad.

Me siento concernida, como ser humano y creo que es mi deber alertar del disparate, que sólo hace unos días que comenzó, pero que en cuatro años puede ser irreversible.

Confío en que las personas demócratas y sensatas trabajen con inteligencia, utilizando la ley y la justicia para volver las aguas a su cauce.

La tarea es ingente, pero, ante la sinrazón, es la solución más razonable para no caer en un abismo.