Una pregunta necesaria: ¿Qué puedo hacer yo?

Escucha la radio con La Voz de Puertollano
La Voz de Puertollano
La Voz de Puertollano en Facebook
La Voz de Puertollano en Twitter

Advertisement


Advertisement

Son las 12:44 del , 16 de Noviembre del 2025.
Una pregunta necesaria: ¿Qué puedo hacer yo?

 

Por Isabel Castañeda

 

Es la tarde del primer día de 2025 y observo, a través de mi ventana, una calma apacible que pone punto final a días de excesos; seguramente precedida por una copiosa comida.

Creemos que sólo en esta época la sociedad se desmadra en determinadas ocasiones.

Si miramos atrás, veremos que la reacción es consustancial al ser humano.

Al finalizar un año, una etapa, un ciclo, las personas necesitan renovar esperanzas, recobrar fuerzas y encontrar un motivo que les ayude a continuar.

Los rituales, las celebraciones, las reuniones, son el combustible para recargar de energía nuestro cuerpo y nuestra alma.

La vida es una continua noria que nos eleva y nos coloca a ras de suelo.

Debemos aprender de los errores, en un aprendizaje que finaliza cuando nos vamos de este mundo.

A poco que observemos, veremos que la incertidumbre nos atenaza y amenaza con dejarnos inermes para reaccionar.

La grandeza del ser humano consiste en que, a pesar del panorama que tenemos delante, guerras, injusticias, mal reparto de la riqueza, paro, falta de viviendas, torpeza política, desastres naturales, cambio climático, etc., aún encuentra motivos para vivir momentos de alegría y diría que de desenfreno.

Es algo ancestral. Si repasamos la historia veremos vestigios de estos comportamientos en las pinturas de las cuevas prehistóricas, enterramientos y documentos de todo tipo.

En el solsticio de invierno, desde la noche de los tiempos, los seres humanos han confiado en la regeneración de la tierra precisamente en una época, aparentemente, estéril.

Nada más falso. En el exterior parece que la naturaleza está muerta, pero en el interior de la tierra hay un trabajo incesante de preparación para la primavera, cuando se produce la gran eclosión.

La reflexión me lleva a darme cuenta de que la sociedad, en general, confía en que los grandes cambios y las soluciones vienen del exterior.

No somos conscientes de que, cuando las personas se unen, se produce una extraordinaria energía interior, que hay que saber canalizar.

Si buscamos autenticidad, la tendencia es reunirte con las personas que amas, con quienes tienes afinidades y te hacen sentir parte de la humanidad.

Aquí está el camino a seguir para que las cosas mejoren: la unión.

Los seres humanos nos salvaremos, cuando se imponga el sentido de hermandad, por encima de otras consideraciones.

En este punto, me planteo la pregunta del principio.

¿Qué puedo hacer yo para contribuir a que el mundo sea un poco más amable?

Ofrecer lo mejor de mí misma.

Evidentemente, yo sola no puedo cambiarlo. Pero si todos unimos esfuerzos, remando en la misma dirección, se producirán mejoras.

Son tiempos difíciles, es incuestionable Pero de todos dependerá que nos salvemos o nos hundamos.

Isabel Castañeda