Balada para un loco

Tiempos locos y decisiones absurdas. Absurdas y maquiavélicas. Tan descabelladas como sangrientas y atroces son sus consecuencias. Pero tranquilidad, que el mundo sigue y aquí no pasa nada. Total, no se podía saber, no se podía prever... 

Se comienza observando como el desastre está al acecho sigilosamente. Sin embargo, como aún está en la otra parte del mundo, aquí no hay motivos de los que preocuparse. Total, estamos lejos y aquí no pasará. Uno o dos casos como mucho... Podemos seguir como si nada, con nuestros quehaceres y nuestras cosas.

Se siguen viviendo tiempos locos con decisiones aún más absurdas.

De pronto un día, como si nada, te despiertas y ves que está todo infectado. Sin darnos apenas cuenta, "eso" ha invadido todo nuestro mundo y es aparentemente imparable. Se toman medidas, se crean campañas y el aparato mediático se activa para frenar aquello tan tóxico que se está propagando como la pólvora por todas las sociedades del mundo (o al menos por las occidentales). Eso tan tóxico que está calando sobre todo en las generaciones más jóvenes. 

Desde muchos ámbitos se toman medidas contra todo lo que esto supone, tanto para el presente como para el futuro. Nos piden que seamos solidarios, tolerantes y responsables. Nos piden concienciación sobre ciertas cosas que son necesarias para vencer el mal que esté acechando y poder pasar página de una vez por todas. Está en nuestra mano y depende de nosotros totalmente.

Bueno, totalmente tampoco porque de vez en cuando hay que salvar no sé qué cosa y tenemos que colaborar para llenar sus bolsillos... ¡Ya vendrán campañas y concienciaciones colectivas para paliar sus efectos después!

Vivimos tiempos locos con cúpulas absurdas.

Y no. No me estoy refiriendo a la gestión que están haciendo las altas esferas de estos tiempos virales (aunque tampoco diferirían mucho de lo descrito anteriormente). Me refiero a la gestión cultural y musical que llega a los consumidores, sobre todo a los más jóvenes.

Si miramos y repasamos las listas de éxitos de los últimos tiempos veremos que gran parte de ellas están ocupadas por pseudo canciones latinas y de reguetón que aportan de todo menos valores y gusto por la buena música. Lo mismo ocurre si encendemos ciertas cadenas de televisión a determinadas horas. ¿Dónde están los valores del respeto, la tolerancia y el esfuerzo que tanto nos empeñamos en enseñar en las escuelas en esos medios? ¿Qué ejemplo estamos dándoles a nuestros jóvenes, que son nuestro futuro, si les llegan mensajes totalmente contradictorios desde los diferentes ámbitos?

Afortunadamente, hace un tiempo que las listas de éxitos estaban cargadas de una riqueza y variedad que poco tiene que ver con lo actual. En 1969 la CBS lanzó "Balada para un loco", compuesta por el argentino Astor Piazzola con letra del poeta uruguayo Horacio Ferrer. Esta balada fue interpretada por Amelita Baltar y relanzada un mes más tarde por la compañía con Roberto Goyeneche a la voz.

Esta balada se incluye como una de las 100 canciones latinas más importantes de la historia. Se lanzó en medio de un resurgir de la canción argentina que derivó en la creación del Festival Iberoamericano de la canción.

En cuanto al compositor, Piazzola es uno de los músicos más universales del siglo XX. Conocido principalmente por sus tangos, nació en Mar del Plata en 1921 y a lo largo de su trayectoria ha llevado el tango a lo largo de todo el mundo. Falleció en Buenos Aires en 1992, dejando tras de sí un legado de más de 46 trabajos discográficos que recogen su obra.

Vivimos tiempos locos abarrotados de listas plagadas de pseudocanciones absurdas, pero siempre nos quedará la esperanza de unos tiempos mejores y el poder de evasión que nos da la buena música.