El Rey Sol: Un monarca al servicio de la danza.

"Los primeros sentimientos son siempre los más naturales" y es innegable que somos sentimentales por naturaleza. Cada uno de nosotros tenemos la necesidad de expresarnos y comunicarnos con todo lo que nos rodea, ya sea a través de la palabra, la música, el arte o el movimiento. 

Aunque suene increíble, la frase con la que se inicia esta breve reflexión, pertenece a un monarca. En efecto, un gobernante que consideraba la danza (y por extensión la música y el resto de artes) como algo esencial en el ser humano y que le sirvió para dar más de una respuesta a los conflictos de su reinado... El monarca al que me refiero es Luis XIV, o como también se le conoce, el Rey Sol. Este monarca profesionalizó el ballet clásico y fundó, en 1661, la Academia Real de la Danza. ¡Imagínense todo lo que aquello supuso en el mundo artístico!

En su palacio se interpretaron innumerables ballets y músicas compuestas principalmente por Lully, compositor al servicio de Luis XIV. 

Para los que no conozcáis un poco el contexto, decir que en aquel siglo, el músico estaba al servicio de la corte y los monarcas. Todo músico o compositor estaba al servicio de un noble, o bien, al servicio del clero, quien por supuesto consideraba la danza como algo pagano. De acuerdo a los principios morales de la época, el papel principal de todos los ballets se le otorgaba al monarca, que al fin y al cabo era el Estado de la nación francesa, y que en este caso, además era un excelente bailarín. Todos los papeles, independientemente de que fueran masculinos o femeninos, eran interpretados por hombres. No fue hasta 1681 cuando, en el ballet llamado "El triunfo del amor", se incluyeron por primera vez en la historia bailarinas en la representación.