“Esto me gusta, esto no me gusta, esto me complace, esto me desagrada…”.
“Por favor, yo sólo soy un testigo de cuanto acontece”, dice el yogui experimentado
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MADRUGADORES
La recepción del edificio de The Yoga Institute en Bombay es un fascinante lugar para aprender. Te sientas allí en silencio desde primera hora de la mañana y, como buen observador, eres testigo de cuanto va aconteciendo: el lechero trae las botellas de leche, el repartidor de periódicos deja los ejemplares de The Times of India y The Indian Express... Después llegan los alumnos más madrugadores, futuros estudiantes que quieren participar en las sesiones prácticas o en los cursos de yoga. El doctor Saheb los recibe a todos cortésmente, escucha pacientemente sus historias y, tras una breve conversación, planifica su formación. Cuando los futuros estudiantes se han marchado, le pregunto al doctor Saheb cómo es capaz de hacer esto mismo, día tras día. Me responde con una sola palabra: "Compasión". El yogui, a diferencia de la mayoría de nosotros, no juzga. Al yogui le mueve la compasión.
A primera hora de la tarde, tras el almuerzo, me siento a solas en la sala que hay junto a la recepción. Llevo allí apenas unos instantes y al poco entra el doctor Saheb, seguido por otro de los madrugadores, el doctor Dave, gran oftalmólogo. La espléndida clase que se desarrolla a continuación versa sobre el tercer capítulo de los “Yoga Sutras” de Patanjali, llamado Vibhutipada, pues se centra en los poderes o siddhis de los yoguis altamente evolucionados. Al acabar la clase le pregunto al maestro: “Doctor Saheb, ¿clase sólo para una sola persona"? Él me responde con un concepto claro: “Idea del deber”.
SIN EMOCIONES, SIN CONMOCIONES
El espectro de emociones que surgen al ocuparse de personas y mentes tan variadas puede ser agotador. Pero el doctor Saheb es imperturbable: escucha con mente tranquila y no proyecta sus propias ideas sobre lo que sucede ante sus ojos. Para él, los problemas traen aparejadas las soluciones. Su aguda intuición espiritual le ayuda. En el doctor Saheb no hay cabida para la atracción ni para el rechazo, el apego ni la aversión. Él no juzga, no dicta sentencias ni reparte aprobaciones. Y de este modo, su oyente también aprende a aquietarse. Qué gran lección.
CLASE SOBRE KLESHAS
“Todos nacemos con ciertos rasgos y tendencias”, dice el doctor Saheb nada más comenzar otra de sus clases. “Son las llamadas Kleshas: aquello que nos aflige, como una especie de trastorno mental”. Estas Kleshas o aflicciones son cinco: Avidya (ignorancia de nuestra verdadera naturaleza), Asmita (egoísmo), Raga (apego), Dvesa (aversión) y Abhinivesha (miedo excesivo a la muerte). Las cinco operan continuamente desde el fondo de una mente embotada y agitada.
A continuación, el doctor Saheb nos pide que nos sentemos con los ojos cerrados, repasemos las últimas 24 horas de nuestra vida y revisemos aquellas cosas que nos impactaron. “¡Dios mío!”, piensas, “¡La mente es peor que el tráfico de Bombay!”. Mas, enseguida, el doctor Saheb nos conducirá hacia las soluciones: “Estudiad el Yoga Sutra 2.34 y pensad en los opuestos: donde hubo ira, sembrad perdón, y así sucesivamente”.
ESTE ES EL VERDADERO YOGA
Pandemia, guerra, crisis, hiperinflación… Mientras el mundo se tambalea, todos necesitamos claridad y fuerza mental. Y como guía, las enseñanzas de personas como el doctor Saheb y como el doctor Jayadeva Yogendra, el gran sabio de The Yoga Institute, en el barrio de Santa Cruz de la ciudad india de Bombay.
Harold Sequeira, Maestro de Yoga en The Yoga Institute (India)
-Traducción: Juan Felipe Molina-