El yogui amigo de los animales salvajes

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Son las 23:02 del Viernes, 11 de Octubre del 2024.
El yogui amigo de los animales salvajes
Son alrededor de las 9 de la mañana. Patanjali Yogendra, los sadhakas Nayan, Sirish y yo vamos caminando desde nuestra casa de huéspedes hasta lo alto de la colina de Bhimshankar, donde está el hermoso y mítico templo Jyotirling de Shiva.
 
Cuenta la tradición que los templos Jyotirling son lugares donde Shiva apareció como una ardiente columna de luz. Entre los doce principales se encuentra este de Bhimshankar que se halla ante nuestros ojos.
 
 
Después de presentar nuestros respetos a Shiva y admirar la magnífica arquitectura del templo, encontramos en su parte posterior a un yogui nath-kamphata, envuelto orgulloso en su túnica ocre, el cabello largo y el característico aro en la oreja. Nos presentamos como sadhakas del Yoga Institute de Bombay y nos da la bienvenida con su mirada profunda y amigable.
 
Nos cuenta que es seguidor de Shiva y de Gorakshnath, y que, conforme a la tradición, ha sido invitado a residir en el templo como guarda espiritual y, a cambio, los devotos se encargan de sus necesidades mundanas.
 
Percibo en él una alta vibración y mi curiosidad crece. Le pregunto por su sadhana (práctica). Me responde que hace kriyas (limpiezas), asanas (posturas corporales de prácticas psico-físicas), mudras (gestos con las manos para canalizar la energía), bandas (contracciones controlados en zonas del cuerpo con regulación de la respiración) y meditación todos los días. Para las prácticas físicas sigue las pautas del “Hatha Yoga Pradipika” de Svatmarama, y para la filosofía sigue el “Siddha Siddhanta Padhati”, que es el texto principal de los yoguis nath, atribuido a Goraksha, una guía para encontrar la Verdad Suprema y la Realidad Más Alta de Shiva.
 
“¿Y dónde meditas?”- le pregunto. “Hoy hay luna llena, así que tomaré el camino detrás del templo que conduce a la profunda jungla que hay en las inmediaciones”. Me cuenta casi en confidencia: “La noche en la jungla es fascinante: miles de sonidos de animales, el canto de las aguas del rio Bhim, la vegetación silvestre por todos lados, la humedad, las sombras…”
 
"¿Y no tienes miedo a los animales durante tu meditación nocturna?"- pregunto al yogui nath.
 
“Al contario”-me responde. “Cuando canto Om Namo Shivayah, mientras voy adentrándome en el trance que me lleva al Samadhi, siento la compañía de los animales, la respiración de los guepardos salvajes, el movimiento de las cobras y de muchos otros animales. Pero gracias a la vibración del mantra ellos no me temen ni yo a ellos. Este es el poder y la gracia de Shiva. Shiva ama y domina a los animales, como a la serpiente de su cuello”.
 
“¿Tu Kundalini está despierta?”, me atrevo a preguntarle. "Eso sólo puedo discutirlo con mi gurú”, responde. Entiendo su silencio: hay cosas que son íntimas.
 
Se hace de noche y nos despedimos de nuestro nuevo amigo. Tenemos que volver a la otra jungla, la de asfalto de Bombay, pero regresamos llenos de entusiasmo y energía por nuestro encuentro.
 
 
No dejo de pensar en nuestra conversación mientras nos alejamos. Me vuelvo para echar una última mirada al templo antes de que desaparezca de la vista, y veo una silueta que se aleja del edificio en dirección a la jungla. Es él. Veo sombras que se mueven a su alrededor y entorno los ojos, ¿Serán guepardos? ¿O serán las cobras jugueteando entre los pies de este hombre fascinante, siempre en compañía de Shiva y de los animales salvajes?
 
Harold Sequeira, Maestro de Yoga de The Yoga Institute (India)