Gestionar las emociones

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Son las 00:02 del Miércoles, 19 de Marzo del 2025.
Gestionar las emociones

 

¿Cómo gestionan los yoguis emociones como la tristeza y el sufrimiento?

Algunas anécdotas de las vidas de Buda, Yogendraji y el doctor Jayadeva Yogendra pueden ayudarnos a entenderlo y, de paso, encontrar claves para nuestra propia vida.

 

Retrocedamos en el tiempo casi 100 años. En una pequeña casa en el pueblo de Degam, cerca de la costa occidental de la India, Shri Yogendraji le dice a su hijo Jayadeva, de 3 años de edad, que su abuelo ha muerto durante la noche. Jayadeva, que adora a su abuelo, mira su cuerpo, se inclina ante él en señal de respeto, hace tres circunvalaciones y se aleja en silencio.

Shri Yogendraji nos explicaba a menudo que los yoguis experimentan una evolución más allá de la emoción, de modo que todo cuanto acontece, tanto la vida como la muerte, lo contemplan como en un lienzo, es decir, formando parte del mismo cuadro, del mismo escenario. Y eso los mantiene estables.

Dicen los psicólogos que una gran parte de nuestra vida interior la conforman las emociones. Si no sabemos regularlas, las emociones pueden embestirnos como si fuéramos barquitos indefensos en un mar embravecido. Y allí, en medio del oleaje, las tormentas se ciernen sobre nosotros, una tras otra, y nos sentimos atrapados, zarandeados y golpeados, sin alivio posible. Entonces nuestro estómago se revuelve, el diafragma se bloquea, los latidos del corazón nos martillean el pecho, nuestra respiración se paraliza… y sufrimos.

El sufrimiento de Gautami

En tiempos de Buda, vivía en un pueblo del norte de la India una joven madre llamada Gautami. Su único hijo era el centro de su vida, tanto que cuando el pequeño cayó enfermó y murió, Gautami se sumió en un dolor insoportable.

Sucedió que Buda pasaba por la aldea, y Gautami fue hasta él en busca de consuelo. “Oh, gran sabio, devuélvele la vida a mi hijo”, le imploró la desesperada madre. Y el venerado Buda le respondió: “Devolveré la vida a tu hijo si consigues traerme un puñado de semillas de mostaza de un hogar por donde nunca haya pasado la muerte”. La madre se apresuró a buscar en todas y cada una de las casas del pueblo, mas no pudo encontrar familia alguna que no hubiese padecido la muerte de alguno de sus miembros.

Cuando Gautami regresó hasta Buda, ya persuadida de la irreversibilidad de la muerte, éste le recordó que la vida está llena de dolor, de modo que debemos elevar nuestra alma por encima de ello y servir a los que sufren.

Fija tus objetivos, comprende el sufrimiento de los demás y ayúdales

El ochenta por ciento de las personas que acuden a The Yoga Institute de Bombay se consumen en el fuego de la pena y el dolor. Nosotros cuidamos de ellas y procuramos desviar el foco de sus mentes hacia tareas que las alejen de ese dolor. El doctor Jayadeva nos decía que no permitiésemos que las personas que sufren “habitasen” en su propio dolor y que las involucrásemos en la ejecución de tareas significativas, utiles y relevantes para ellas. ¿Con qué objetivo? Para que puedan decir adiós al sufrimiento y retomar su vida normal.

Harold Sequeira

Maestro de Yoga en The Yoga Institute de Bombay (India)

Traducción: Juan Felipe Molina

Juan Felipe Molina Fernández