La comida como arma

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Son las 06:12 del Jueves, 25 de Abril del 2024.
La comida como arma
Guerra en Ucrania: mientras millones de toneladas de cereales se pudren en los silos, las partes en conflicto bloquean su venta y transporte. Suma y sigue. 
 
Primero fue la pandemia de Covid-19, con más de 6 millones de muertos y 500 millones de casos confirmados. Después, los flujos de suministro de petróleo y gas se vieron gravemente afectados. A continuación, la manipulación de las divisas condujo a la hiperinflación.
 
Un triple golpe: la disminución de los suministros de combustible, el encarecimiento del precio de los alimentos y la consiguiente pérdida de poder adquisitivo causará estragos en millones de hogares de clase baja y media.
 
La OMS ha advertido de que en los próximos meses pueden presentarse condiciones similares a la hambruna. En tanto la guerra complica los suministros de alimentos y materias primas, la economía mundial queda seriamente perjudicada. La comida también como arma de guerra.
¿Cuál es la solución? ¿Hay algo que podamos hacer los ciudadanos a escala individual? Probablemente sí.
 
Tendremos que buscar alternativas, tratando de no insistir en hábitos arraigados de alimentación que nos han conducido, por ejemplo, al sobrepeso. Una buena idea (seguramente una necesidad urgente si acaso no has empezado a hacerlo ya) será cultivar en casa nuestras propias verduras, en macetas en balcones, terrazas o ventanas.
 
Inevitablemente, habrá que apretarse el cinturón y comer menos. Durante la guerra civil en el Líbano, de la que fui testigo directo, sobreviví durante meses con muy poca comida. Mi talle disminuyó, pero, a cambio, mi mente se hizo más aguda. Hubo más tiempo para el espíritu. Y la meditación reemplazó, a veces, a la comida.
 
 
Harold Sequeira, Maestro de Yoga en The Yoga Institute (India)
-Traducción: Juan Felipe Molina-