Ha pasado un año desde que a las 5:30 horas del 12 de noviembre de 2023, un tramo del túnel en construcción Silkyara Bend–Barkot en la India se derrumbó, atrapando a 41 trabajadores en su interior. El túnel atraviesa la ruta Char Dham a su paso por el estado de Uttarakhand, que es tierra de turismo y espiritualidad en el norte del país. Allí se hallan varios de los templos hinduistas más sagrados, que son destino de peregrinación desde hace más de dos mil años, templos como los de Haridwar, Rishikesh y Kedarnath.
Pero también hay pequeños templosen el camino a Char Dham, cerca de las cumbres nevadas del Himalaya. De modo que cuando comenzaron las obras de construcción de carreteras, puentes y túneles, algún templo quedó avocado a la desaparición. Los habitantes locales adviertieron entonces que la deidad del templo se transformaría en un naga cobra y los atacaría (en la mitología hinduista, los nagas son seres con forma de serpiente, considerados semidioses inferiores). Así que cuando los trabajadores del túnel retiraron el templo local, el fatídico presagio pareció hacerse real: la montaña se derrumbó y 41 trabajadores quedaron sepultados. El país quedó conmocionado, sintiéndose al borde del precipicio, esperando, aguardando ansiosamente a que el grupo de rescate pudiera sacar del derrumbe a los operarios atrapados.
Mientras tanto, se intentó apaciguar a la deidad, ofreciéndole un nuevo templo. Y de repente, en un estanque cercano, apareció una estatua del dios Shiva. Los habitantes de la zona aclamaron el hallazgo, pues fue como si Shiva "prometiese" rescatar a los obreros, una tarea que requirió de un esfuerzo sobrehumano y costó unos 850 millones de rupias (mas de 9 millones de euros). Y es que al dios Shiva también se le conoce como Bolenath, que significa “el señor de la inocencia”, pues no hay en él malicia ni engaño y concede favores a sus devotos.
El primer ministro indio, Narenda Modi, y su gabinete no escatimaron esfuerzos en el salvamento de los trabajadores atrapados en el túnel. Modi recibió información constante por parte de los responsables del rescate y funcionarios de su oficina se desplazaron hasta el lugar para seguir las operaciones sobre el terreno. Ningún esfuerzo era demasiado grande para ayudar a los "campeones de la resistencia" sepultados vivos. Durante 17 días se ejecutaron las operaciones de rescate con una precisión casi quirúrgica. Cuando por fin los trabajadores atrapados pudieron salir, el primer ministro Modi, que mantuvo una vigilia ininterrumpida durante las operaciones de rescate, los felicitó por su valentía, elogió el coraje y la paciencia de aquellos hombres y los calificó de “inspiración para todos”. Fue también un espaldarazo para toda la nación, para todos los indios que habían estado espiritualmente unidos con las personas atrapadas, lo que dice mucho del espíritu de la India.
En la supervivencia de aquellos hombres, también la fe desempeñó un papel importante. Modi dijo que había orado por los atrapados invocando los poderes espirituales consagrados en las cuatro “Dham”', las cuatro moradas de los dioses en los cuatro puntos cardinales de la India: Puri, al este; Rameshwaram, al sur; Dwarka, al oeste, y Badrinath, el norte.
También el yoga ejerció una influencia fundamental. El psiquiatra Abhishek Sharma asesorí “virtualmente” a los atrapados sobre rutinas de salud, tales como caminar cada día en la medida de sus posibilidades, practicar un yoga “suave”, jugar o compartir sus vivencias y estados de ánimo. De este modo, los trabajadores pudieron manejar el enorme estrés que les supuso permanecer atrapados durante 400 horas.
Los 41 operarios lograron salir sanos y salvos de las ruinas del túnel. Y muchos quisieron continuar con la práctica de yoga, el mismo yoga que había potenciado su autoconfianza (véase el Yoga Sutra I.20, sobre los cinco pilares de la fortaleza). Su fe, y la fe en Shiva, les ayudó a sobrevivir en aquella durísima prueba.
Harold Sequeira
Maestro de Yoga en The Yoga Institute de Bombay (India)
Traducción del inglés y adaptación: Juan Felipe Molina