La inteligencia artificial (IA) es el nuevo concepto clave, el nuevo desafío global para hacer que las máquinas funcionen de forma inteligente
El sabio Vasishta (uno de los más antiguos y venerados rishis de la milenaria época védica) instruyó al joven príncipe Rama, tal como Sri Krishna instruyó a Arjuna, en las ideas filosóficas más profundas de la antigua India. Su obra ‘Yoga Vasistha’ consta de seis libros o capítulos y en uno de ellos, Vasishta le habla al joven e inteligente príncipe acerca de mentes creadas “artificialmente”, que están imbuidas de siddhis o poderes extraordinarios, capaces de derrotar a sus enemigos, los Adityas, unos semidioses dispuestos a reemplazar el orden preexistente. Pero una cosa faltaba en esos cerebros “robóticos”: Ahamkara del tipo sátvico, el creador de la inteligencia universal. De modo que los Adityas, sin la fuerza cósmica de Ahamkara (el ego), fracasaron en su pretension de conquistar el universo.
Patanjali(ver Yoga Sutra IV.4) explica que el yogui crea una nueva mente (Nirmana Citta), una mente duplicada podría decirse, para resolver un problema, pero sin crear karmas. ¿Cómo lo hace? El yogui entra en trance, inducido por su poder meditativo de Samyama (ver Yoga Sutra III.4) y, aupándose en la fuerza cosmológica universal, crea una nueva mente, resuelve su problema y finalmente disuelve la mente creada artificialmente.
El doctor Jayadeva Yogendra, nuestro venerado gurú, hablando sobre Nirmana Citta, nos explicaba que tal como el general de un ejército crea una pequeña fuerza expedicionaria que envía al territorio enemigo y, después de que cumpla su misión, la disuelve; o tal como un científico crea un nuevo programa artificial para resolver un problema, ideando una aplicación, un lenguaje, unas herramientas, etc., y cuando encuentra la solución, elimina su programa… El yogui hace lo mismo: crea mentes artificiales, guiadas y controladas por su mente superior, y cuando han terminado su trabajo, las disuelve.
Alan Turing (1912-1954), eminente matemático y lógico británico, especialista en computación y precursor de la informática moderna, comenzó hace casi un siglo a investigar en inteligencia artificial. Su trabajo lo continuó en la Universidad de Stanford el doctor Robert Murphy y se extendió por todo el mundo, dando origen a una auténtica revolución en la industria y en la educación.
El magnate estadounidense Elon Musk, otro revolucionario, buscaba recaudar a principios de este año 6.000 millones de dólares de inversores globales para su start up de inteligencia artificial, rival de la respaldada por Microsoft. También está trabajando en implantes cerebrales para crear un nuevo centro en el cerebro, que pueda manejar los desafíos dinámicos de la inteligencia artificial de nuestro tiempo (en enero de este 2024 su empresa Neuralink implantó un chip cerebral inalámbrico en un humano).
Como decíamos al principio, la inteligencia artificial es un concepto global. El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammad Bin Salman, anunció en 2017 un proyecto llamado NEOM consistente en la construcción de una “ecociudad lineal intreligente”, recta como una flecha, llamada The Line, a orillas del Mar Rojo, colindando con Egipto, Israel y Jordania, con un coste estimado de 500.000 millones de dólares y cuya primera fase está previsto que se complete en 2025. Allí se pretende hacer un uso multidimensional de la inteligencia artificial para modernizar el país y diversificar su economía, reduciendo la dependencia del petróleo. La totalidad de los entornos de trabajo, estudio, vida, ocio, etc. estarán conectados con inteligencia artificial (“Los robots podrían realizar una variedad de funciones, cubriendo áreas como seguridad, logística, entregas a domicilio e incluso cuidar a los ancianos y los enfermos”, afirmaba el CEO de una de las empresas participantes, especializada en la construccipn de robots).
En un reciente congreso para recaudar fondos celebrado en la sede de NEOM en la ciudad de Tabuk, la recepcionista era Sophia, una mujer robot con deslumbrantes ojos azules. Ella podía darte la bienvenida con el saludo árabe 'marhaba' (hola) y después, quizá, hacer una pausa en su trabajo para tomar un té, o quién sabe…
Harold Sequeira
Maestro de Yoga en The Yoga Institute de Bombay (India)
Traducción y edición: Juan Felipe Molina