El doctor Jayadeva Yogendra, director del Yoga Institute de Bombay (India), enseñaba poniéndonos ejemplos. Y también enseñó dando ejemplo con su propio comportamiento y su propia vida.
La alumna “Sa”, esposa de un rico comerciante de diamantes, lo tenía todo: una gran mansión, sirvientes obedientes a todas sus órdenes, un chofer para su lujoso Mercedes, cocineros, asistentes… cualquier cosa que deseara, ella la conseguía. Pero también tenía una queja: su suegra. Y a menudo venía, toda adornada con sus joyas, a The Yoga Institute para ver al doctor Jayadeva Yogendra y quejarse indignada de su madre política.
Uno de esos días, el doctor Jayadeva la vio llegar desde el mostrador de recepción y, antes de que abriera la boca, él le pidió que fuera al albergue de mujeres y limpiara los baños. Ella fue hasta el albergue, tuvo que sumergir sus costosos diamantes en el agua de fregar, limpió furiosamente y regresó para ver al doctor Jayadeva, quien, mientras tanto, estaba limpiando el baño común que hay cerca de la recepción del Instituto. La mujer se quedó sin palabras y, sin decir nada, regresó a su coche y se marchó: había aprendido la lección sin necesidad de que el maestro pronunciara una sola palabra. Tal era el poder espiritual de nuestro querido gurú fallecido, el doctor Jayadeva, quien también enseñó dando ejemplo.
“Quiero divorciarme”
En otra ocasión, un sadhaka quería divorciarse de su encantadora esposa, y la familia Yogendra le pidió al doctor Jayadeva que le diera consejo. Mientras daban un paseo un domingo por la tarde por las hermosas arboledas de Aarey Colony, en las afueras de la ciudad de Bombay, el doctor le dijo al sadhaka: “No podemos cambiar el mundo, pero podemos cambiarnos a nosotros mismos”.
El sadhaka sigue viviendo felizmente en la actualidad con su esposa, más de una década después de aquellas sucintas palabras de consejo que salieron de la mente espiritual del doctor Jayadeva.
Dios nos acepta a todos
Pese a nuestras mentes limitadas y a veces mezquinas, pese a nuestras quejas neuróticas, Él se sienta por encima de las nubes y escucha ocho mil millones de quejas. Él no viene a cambiar. “Ten paciencia”, nos dice. Es un juego muy hermoso.
La paciencia de Gorakshanath
Y Dios aconsejó al impaciente rey de Gujarat que, para mejorar su paciencia, aprendiera de Gorakshanath, una gran luminaria que desarrolló el sistema multidimensional del Hatha Yoga, complementando el gran Raja Yoga de Patanjali.
Los Yogendra fusionaron el Raja Yoga y el Hatha Yoga, y ayudaron a la petulante esposa de un comerciante de diamantes y al neurótico sadhaka que quería divorciarse.
Pues el yoga es eso: el arte de la paciencia y la aceptación.
Harold Sequeira
Maestro de Yoga en The Yoga Institute de Bombay (India)
Traducción del inglés: Juan Felipe Molina
Fotografía del Dr. Jayadeva Yogendra: The Yoga Institute https://theyogainstitute.org/erudition-from-the-yogi-dr-jayadeva-a-small-tribute/