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Son las 09:46 del Martes, 12 de Noviembre del 2024.
Minimeditaciones

 

El objetivo de la meditación es ganar consciencia.

“La consciencia es la cualidad del alma”

-Doctor Jayadeva Yogendra-

 

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Durante el tiempo de sueño, a lo largo de unos 90 minutos, se produce en nosotros una reparación psicológica. El doctor Jayadeva Yogendra afirmaba que si dedicamos 2 minutos de meditación 8 veces al día = 16 minutos (estos es, dos minutios de meditación cada dos horas) podemos hacer la misma clarificación psicológica con nuestra mente consciente, en un proceso en el que nuestra alma actúa como testigo y nos guía en silencio. Esta es la esencia de la meditación (ver Yoga Sutra III.2).

 

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Hay otra manera de meditar, que es la que practican los sadhakas: se llama Svadhyaya y, de hecho, quienes la dominan reciben el nombre de sadhakas. El doctor Patanjali Yogendra me explicaba que este camino es más pausado y más adecuado para las personas de naturaleza menos equilibrada, que necesitan muchísimo tiempo para resolver las cosas, para procesar y para discernir los pros y los contras.

En palabras de Smt. Hansaji J. Yogendra, Directora de The Yoga Institute: “El concepto ‘Svadhyaya’ es muy importante porque nuestro desarrollo personal depende de él. Leemos y escuchamos cosas buenas, pero eso es sólo un aprendizaje pasivo: apenas recordamos el 10% de lo que nos encontramos. Debemos recordar las cosas buenas pero debemos aplicarlas a nuestra vida. Siéntate durante un rato y analiza cómo puedes aplicar lo aprendido en tu vida. Entra en detalles como "cuándo" y "cómo"… Svadhyaya es algo que debe hacerse con regularidad. Después de aplicarlo, cuando se experimenta, es cuando se produce el aprendizaje. De lo contrario, la vida no tiene sentido… Así pues, el primer paso es pensar en el propósito detrás de todas las cosas que hacemos. Obsérvate, mira hacia tu interior, analízate. Tenemos que construir el hábito de mirar dentro de nosotros mismos una y otra vez en lugar de mirar a los demás o fuera de nosotros. Es necesario reflexionar, pero no sobre los demás (‘¿por qué esa persona hizo esto o dijo aquello?’) sino sobre nosotros mismos... Construye una relación contigo mismo. No nos conocemos a nosotros mismos. Reaccionamos ante los demás pero esto no nos hace tener una vida plena… Siéntate en silencio y pasa tiempo contigo mismo".

 

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Para Shri Yogendraji, con su mente aguda, penetrante y enfocada como un láser, sentarse en silencio durante 15 minutos en una postura meditativa era un requisito indispensable. Su maestro, Paramahamsa Madhavdasji, se sentaba durante horas en la oscuridad de la noche, iluminado por la luz etérea de su gurú, Sri Krishna, unido a él en Santa Alianza. De modo que para Yogendraji, las meditaciones de tres horas en su áshram de la localidad india de Malsar, a orillas del río Narmada, eran una práctica habitual.

 

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Retrocedamos 25 siglos: Buda sentado bajo el árbol Bodhi en en bosque de Uruvela, su mente fluyendo entre la inhalación y la exhalación y perdiéndose en las alturas místicas, porque los místicos no miran el reloj mecánico, sino el cósmico, y sus meditaciones son incesantes (ver Yoga Sutra III. 1-4).

 

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Para los seguidores del método clásico, el de Patanjali, la práctica es triple: primero, paso por paso; después, integración y fusión.

 

  • Primer paso: Dharana, centrándose en y aferrándose a las Marmasthanas, zonas sensitivas del cuerpo, hasta dieciséis en número.

 

  • Segundo paso: limitarse a una sola zona de meditación, en un fluir de la consciencia, como el fluir de un río profundo (ver Yoga Sutra III.2)

 

  • Tercer paso: aislamiento, en Samadhi, donde mente y consciencia se fusionan… Y el proceso pasa al alma, que actúa como testigo (ver Yoga Sutra III.3).

 

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Este proceso tres en uno, llamado Samyama, hace que, primero, se adquiera el conocimiento de los ámbitos más sutiles; a continuación, sobreviene la omnisciencia y entonces florece el poder, pues la energía se vuelve poderosa y la potencia aumenta.

 

Samyamaes un proceso tres en uno seguido de manera intuitiva por el poeta, el filósofo y el físico para llegar a lo más alto.

 

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Siguiendo las orientaciones que nos proporcionó el doctor Jayadeva Yogendra, con las meditaciones de 2 minutos cada 2 horas, uno se va adentrando más y más hacía su interior, tan profundamente como en las honduras del océano. Y así alcanza las cumbres espirituales y las percepciones místicas del espíritu, del alma. Hasta que el alma y Dios se fusionan, en un estado devotamente anhelado. Esta es la escala integral y completa de la meditación.

 

La mayor contribución de la India al mundo espiritual es la meditación disciplinada, explicada paso a paso en los ‘Yoga Sutras’ de Patanjali. Nuestro humilde agradecimiento a este sabio que nos guía hacia Sadhana y Samadhi, y al alma y a Dios, a través de la meditación disciplinada.

 

Harold Sequeira
Maestro de Yoga en The Yoga Institute de Bombay (India)

Fotografía: Harold Sequeira en meditación

Traducción y edición: Juan Felipe Molina