“No poseemos cosas; las cosas nos poseen a nosotros”
Son las 6.30 de la mañana en Bombay. El doctor Jayadeva Yogendra porta un gran manojo de llaves y abre las puertas del Instituto de Yoga. A continuación, arranca la bomba de agua para bombear los 12.000 litros que llenarán los depósitos de almacenamiento.
A un yogui le gustaría sentarse en dhyana durante largo tiempo, pero aquí el yogui está ocupado en sus numerosas tareas cotidianas. Él nos cuenta con humor en la zona de recepción del Instituto, a las 7 de la mañana: “No somos dueños de las cosas; las cosas nos poseen a nosotros”.
El multimillonario jeque moribundo
Mi alumno en la ciudad de Al Khobar, en Arabia Saudita, tenía múltiples problemas orgánicos y las piernas atrofiadas. Durante una clase privada de Yoga en su casa palaciega me explicó lo siguiente: “¿Ves a mi familia en el pasillo? Están esperando que muera para quedarse con los millones que tengo, para apoderarse de toda mi riqueza. Pero no le importo a nadie ¿Crees que si me siento en Padmasana y canto Om me sentiré mejor? Un amigo mío de Riad me dijo poco antes de morir que así se sentía bien”. Esta es otra faceta de las cosas que nos poseen: se adueñan de ti incluso mientras estás muriendo.
El gran pintor arruinado
El señor “C” tenía 10 casas en España, pero acabó viviendo en una habitación alquilada. Era un genio del retrato, un pintor que podía retratar a una pescadora y conferirle el aspecto de una princesa, o hacer que un rey anciano resplandeciera sobre el lienzo con regio brillo. Sus cuadros costaban una fortuna, ganó mucho dinero y no tuvo contención para comprar más y más pisos. Sucedió que un miembro de su familia pidió préstamos bancarios con el aval de estos pisos, los préstamos no fueron devueltos y los bancos embargaron los pisos. El señor “C” tuvo entonces que alquilar una habitación para vivir. Lloraba, se reía de la tragedia y decía: "Creemos que somos dueños de las cosas pero, en realidad, ellas son nuestras dueñas".
Samkhya tiene la respuesta
No aprendemos ¿verdad?. La filososfía Samkhya tiene la respuesta. En el Samkhya Karika 64 leemos que toda la materia cambia de forma, cambia de lugar y cambia de manos.
Me pregunto si algún día volverá a mi país el diamante Kohinoor, que ahora adorna la corona del monarca británico y que en realidad pertenece a la India. En ese caso tendríamos que añadir una cláusula: la naturaleza a veces es bondadosa y nos devuelve las cosas que nos pertenecen por derecho.
Harold Sequeira
Maestro de Yoga en The Yoga Institute de Bombay (India)
Traducción: Juan Felipe Molina