Cuando hacemos asanas, tras 20 o 30 minutos de práctica, llegamos al punto en que sentimos una necesidad de relajación profunda. Y qué decir después de una agotadora jornada de trabajo.
El secreto de Savasana está en soltar el cuerpo, entregarlo a la gravedad y alcanzar así la paz de una relajación profunda que nos revive y regenera.
PRÁCTICA DE SAVASANA
Cuando practicamos Savasana, dirigimos la atención, secuencialmente, hacia 16 zonas sensibles de nuestro cuerpo, comenzando en los dedos de los pies, hasta finalizar en la parte superior de la cabeza.
Nos tumbaremos boca arriba sobre una esterilla o una manta, separando las piernas entre 60 y 70 centímetros y dejando los brazos ligeramente separados del cuerpo. Nos cubriremos con un fular de algodón en verano o una manta de lana en invierno, pues nuestra temperatura corporal puede bajar.
A continuación, iremos centrando la atención, visualizando y retirando la atención, secuencialmente, en las siguientes partes de nuestro cuerpo:
• Dedos de los pies
• Tobillos
• Rodillas
• Manos y muslos al mismo tiempo, pues sus impulsos nerviosos fluyen juntos
• Zona urogenital
• Ano
• Estómago
• Corazón
• Garganta
• Labios
• Punta de la nariz
• Ojos
• Espacio entre los ojos
• Frente
• Parte superior de la cabeza
Al ir retirando los estímulos nerviosos de cada uno de los 16 puntos anteriores, el cuerpo se relaja casi por completo.
BENEFICIOS DE SAVASANA
Si bien Savasana está contraindicada en casos de tensión arterial baja o para ciertos problemas psicológicos, su práctica tiene grandes beneficios, entre otros:
- Baja la frecuencia cardíaca
- La presión arterial puede reducirse
- La respiración se vuelve más lenta y profunda
- Los pensamientos disminuyen y los no deseados desaparecen gradualmente
- Aumenta la concentración, de modo que es una excelente preparación para la meditación
Una buena relajación con Savasana puede disminuir la necesidad de dormir hasta en un 20%.
Practica Savasana a diario y disfruta de sus beneficios.
Harold Sequeira, Maestro de Yoga, The Yoga Institute, Bombay.
Traducción: Juan Felipe Molina
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