Balonmano Atlético Puertollano: Mientras hay vida hay esperanza

El sábado será un día clave para el Balonmano Atlético Puertollano, que está con un pie en la cuerda floja decidiendo si permanecer en Primera Territorial o descender a segunda. Si la semana pasada todo dependía de ellos mismos para no mirar a la categoría inferior, esta última jornada se complica sobremanera, ya que los de Puertollano tienen que ganar obligatoriamente a Prado Marinistas, mientras que el Balonmano La Lupina Ciudad Imperial de Toledo debe perder en propia casa ante el Cátedra 70 de Malagón, su antecesor directo en la tabla clasificatoria, para que los mineros puedan librarse del temido descenso.

Ya no todo depende del Balonmano Atlético Puertollano, que decidirá su puesto este sábado, 24 de marzo, a las 16.30 horas, en el Pabellón del Colegio Nuestra Señora del Prado de Ciudad Real contra su “eterno rival”, Prado Marianistas, en un partido que a priori se perfila difícil, no solo por la garra del equipo contrario sino porque además los industriales juegan en casa ajena.

A pesar de que las circunstancias laborales no han favorecido los entrenamientos, las lesiones en algunos de los jugadores claves y que las filas rojillas solo cuentan con un portero desde hace varias jornada, el entrenador, Miguel Ángel Pérez Delfa, ha planteado este encuentro con ganas de pelear hasta las últimas consecuencias, trabajando especialmente con sus hombres situaciones de lanzamiento y ataque, porque considera que en la defensa tienen mejores armas.   

Los mineros vienen de perder fuera de casa contra el Balonmano Villafranca por 28-13 y caminan décimos en tabla clasificatoria, mientras que Prado Marianistas ganaba la pasada semana al Opticalia Balonmano Manzanares también en campo ajeno por 28-30 y se posiciona cuarto en la clasificación.

Ahora, ya no quedan más opciones, los de Puertollano se lo juegan todo a una carta, al resultado frente a los de Ciudad Real, y al azar, con la derrota del Balonmano La Lupina Ciudad Imperial de Toledo. La suerte está echada, pero el míster tiene claro que “mientras hay vida hay esperanza”.