Todo cuanto tienes, absolutamente todo, se quedará aquí. De modo que, si pierdes algo, no llores ni te lamentes.
La filosofía Samkhya, que dota de base filosófica al Yoga, dice que toda la materia cambia de forma y también cambia de lugar.
El gran poeta libanés Khalil Gibran instaba a regalar cosas, a desprenderse de ellas mientras pudieras hacerlo, pues nadie sabe a quién le serán dadas cuando tú ya no estés aquí. Mientras sean nuestras, debemos ser cuidadosos y poner cada una de nuestras pertenencias en su lugar, pues de lo contrario sobreviene el caos. Después…
Hay momentos en la vida en que todo se pierde en un instante. Millones de personas en Gaza han tenido que renunciar a sus posesiones, han tenido que abandonar su hogar, han tenido que salir de su tierra y ver cómo sus casas eran destruidas, cómo morían familiares y amigos. Para todas estas personas, la materia cambió de forma en un instante.
Somos estúpidos cuando nos aferramos a las cosas, a los objetos, a los bienes materiales, a las personas. El juguete de un niño, cuando crece, ¿quién lo necesita? Aquel amigo de la infancia que se muda y desaparece de nuestra vida ¿qué fue de él? Un amante, un marido, una esposa que se marchan o se pierden en las profundidades del olvido…
El yogui ve la vida y la muerte como en un lienzo: todas las escenas a la vez. Y no se aflige, pues contempla el panorama completo.
Amigo, amiga, no te desanimes: toda la materia cambiará, tiene que cambiar. Sólo tu alma permanecerá eternamente. Y en presencia de Dios se olvidará de todo los demás.
Harold Sequeira
Maestro de Yoga en The Yoga Institute de Bombay (India)
Traducción: Juan Felipe Molina