19 días y 500 noches fue el primer single del disco que llevaba este título genérico. Una canción que en un principio no estaba previsto que formara parte del álbum. Al parecer, Sabina estaba componiendo por encargo una rumba para el grupo andaluz, "Siempre Así", y se dio cuenta de que cada vez le iba gustando más. Así que decidió quedarse con ella .
Joaquín Sabina explica así cómo surgió 19 días y 500 noches: "Mis canciones siempre arrancan de un verso. En el caso de '19 días y 500 noches' es uno que suele pasar desapercibido, pero que es el más cruel de la canción: 'No pido perdón, para qué, si me va a perdonar porque ya no le importa'. Acababan de dejarme y me dije: '¡Tendré que vengarme de ella de alguna manera, tendré que hacerle una canción que la persiga toda la vida!'. Y así surgió el tema.
Según cuenta el libro "19 días y 500 noches. Sabina fin de siglo" de Juan Puchades, la canción que da título al disco “fue una venganza”, puro bombón envenenado para que "la mujer que le había abandonado se sintiera mal".
En el libro de Puchades, se aclara que ese “río” de versos, ese “torrente desbordado”, se dedica a desmenuzar los diecinueve días y quinientas noches que le costó olvidarse de Cristina Zubillaga. La modelo mallorquina, es la mujer de la que Sabina quedó tan prendado que incluso se la llevó a Cuba y le acompañó a una reunión de madrugada con Fidel Castro. Se cuenta que el mandatario cubano bromeó con el cantante sobre cómo conseguir el número de teléfono de su pareja.