A veces el paisaje se hace minimalista. Entonces se produce la gran paradoja: un remanso de aguas someras que se alojan en el lecho de un cráter. El sosiego refleja siempre lo más complicado: reproduce la sencillez de un cielo raso, un molino en la colina y la espontaneidad de la mimosa que florece. Todo rodeado de la siembra verde, verde, verde…