Otra Navidad

La voz de Puertollano
La Voz de Puertollano en Facebook
La Voz de Puertollano en Twitter
Son las 18:04 del Jueves, 9 de Mayo del 2024.
Otra Navidad
Este mes de Diciembre es el más oscuro del año. En muchos lugares del mundo, como en el centro de Europa, o en los países nórdicos, podemos ver cómo ponen adornos con velas, quinqués o candelabros en las ventanas, dicen que con objeto de enviar señales de luz a los caminantes para que se orienten en la oscuridad.
 
Tal vez, de estas costumbres ancestrales vienen las iluminaciones navideñas, con las que tratamos de superar la oscuridad de estos días cortos y estas noches larguísimas.
De un tiempo a esta parte de los adornos navideños, hemos hecho una competición y ahora ciudades y pueblos del mundo se empeñan en una escalada para ver quién gasta más en decoración, cuales son los más espectaculares y atraen a más espectadores.
 
Cierto es que este tipo de actuaciones pueden llevar consigo un beneficio económico para su ciudad, pero se está comercializando demasiado con estas fechas y va tomando tintes de convertirse en un campeonato con vencedores y vencidos, ya que los pobres mortales que habitamos en ciudades con gastos modestos en estos capítulos, nos estamos sintiendo como parientes pobres.
 
En mis recuerdos del pasado estas fiestas no se centraban tanto en lo que comías, bebías, comprabas o gastabas. Razón de peso era que había poco dinero en general para consumir. Lo más importante era estar juntos, volver a casa los que estaban lejos y poder compartir lo que había.
 
La actitud general era tratar de disfrutar y aprovechar los momentos, aunque fuera con cosas sencillas.
 
Me sorprende escuchar con mucha frecuencia a personas hablar de que estas fiestas son un horror, que odian las celebraciones navideñas, que solo son una mentira y que deberíamos tener ese espíritu navideño todos los días. Es evidente que se pueden celebrar estos días desde la falsedad o desde el sincero deseo de ser mejores, cada uno debe hacerlo como sepa y quiera.
 
A mi me gustan las navidades. Disfruto poniendo el belén, adornando mi casa, pensando en pequeños detalles para sorprender a mis amigos y personas queridas. Tengo la sensación de que el problema está en quedarse en la superficialidad y quitar el significado a la celebración.
Si uno es creyente, lo importante es el sentido religioso de las fiestas, sobre todo la Nochebuena y la Navidad. Las celebraciones de fin y comienzo del año son festividades mas mundanas.
 
Pero, aunque uno no sea creyente, hay un sentido mucho más profundo en estos días, nuestro propio renacimiento personal, un buen momento de encuentro con nosotros mismos.
Cada año vivido pesa en nosotros y necesitamos volver a nuestro interior para comenzar con una energía nueva, con una vuelta a la ilusión, a otros proyectos personales.
Es revisar lo que hemos hecho, corregir errores, reforzar lo positivo y recargarnos, siguiendo el camino vital con más fuerza.
 
Nuestra sociedad nos va individualizando y sin darnos cuenta nos vamos haciendo más superficiales y menos dados a la introspección, la meditación o cualquier cosa que nos haga profundizar en nosotros.
 
Vivimos con prisa, sin pararnos a pensar, casi como si no quisiéramos darnos cuenta, cuando deberíamos disfrutar del quehacer diario, de las relaciones personales y del conocimiento de cada uno.
 
Juntarnos en familia, compartir con los amigos, comer con los compañeros de trabajo, refuerza valores como el compañerismo, la amistad o la unión familiar.
Pero nos asusta hablar de valores, emociones, sentimientos y preferimos quedarnos en comer, comprar, tocar la pandereta y no pensar.
 
Ser profundo hoy en día, ir más allá de la capa externa de las personas y las cosas parece estar pasado de moda, aunque no nos demos cuenta que es algo que nos haría sentirnos mejor, tanto con nosotros como con los demás y mejoraría notablemente nuestra salud mental.
 
A quien no le gusten las celebraciones navideñas, que no las celebre, no se mienta a si mismo y no se deje llevar por el ambiente, sencillamente que piense que son días como los demás, pero que no critique a quienes hacen de estas fechas días de felicidad y reparten y comparten esos ratos buenos con los que tienen alrededor.
 
Felices Fiestas.
 
Lourdes Carrascosa Bargados