Quedarte sin nada

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Son las 05:02 del Jueves, 9 de Mayo del 2024.
Quedarte sin nada

 

Por Lourdes Carrascosa Bargados

 

Todos hemos podido asistir horrorizados desde nuestros sofás, al terrible incendio ocurrido en Valencia, con su correspondiente número de fallecidos y la rapidez con que nuestras vidas se vuelven humo.

Después de esas imágenes, uno debe agradecer siempre el esfuerzo y arriesgado trabajo de muchos profesionales: Cuerpo de Bomberos, UME, Policía Nacional, Policía Local, Protección Civil, Sanitarios, Cruz Roja y miles de voluntarios anónimos dispuestos a la solidaridad.

Entre estos profesionales están los Psicólogos de catástrofes, crisis y emergencias.

Siendo la Psicología la ciencia que estudia el comportamiento humano, estos profesionales están especializados en cómo nos comportamos antes, durante y después de una catástrofe, que ocurre de manera inesperada y tiene un efecto negativo.

Tratemos de imaginar primero lo sucedido, para entender después su extraordinaria labor.

Has tenido que abandonar tu casa, esa que tanto esfuerzo te ha costado conseguir. Has salido con lo puesto, lleno de miedo, angustia y completamente desorientado. De golpe, en menos de una hora, descubres que solo tienes lo que llevas encima. TODO lo demás, ha sido pasto de las llamas.

Tu casa, tus muebles, tus libros, tus plantas, tus papeles y documentos, tus fotos, tus ropas, de lo tuyo… no queda nada. Todo aquello material que conformaba tu historia personal, ha desaparecido.

Además, se puede agravar el dolor si has perdido también a tu mascota. (Los últimos datos nos indican que han desaparecido quemados al menos cuarenta perros, treinta y seis gatos y otras muchas mascotas de otras especies)

Pero, el colmo es la pérdida de vidas humanas, ya sean familiares directos o personas conocidas. El estado de dolor interno es casi imposible de imaginar si no se ha vivido y han sido diez fallecidos, muchos de ellos se han ido hablando por teléfonos con sus seres queridos. Podemos imaginar el horror.

Los afectados lloran, deambulan entre ellos sin orden ni concierto, no saben qué hacer.

Aquí entran los psicólogos. Al principio su tarea es acompañar. Tal es el grado de desorientación, que ese apoyo en estos primeros momentos es fundamental.

Cuando una persona se siente así, el principio para iniciar la ayuda es estar a su lado e irle orientando al lugar donde se concentrarán con los demás afectados, otros en sus mismas circunstancias, que eso también ayuda.

Acompañar en esos momentos significa hacerles llegar bebidas, preocuparse que tomen su medicación, ir con ellos a los lavabos, acercarles prendas de abrigo, facilitarles teléfonos para contactar con familiares o amigos. La adaptación inicial a la nueva situación comienza por esas cosas aparentemente simples.

Viene luego la escucha activa, estar ahí para consolar su llanto, oír sus historias, sacar, poco a poco, de su interior toda la pena que han acumulado en solo unos instantes.

Especial atención merecen los niños. Necesitan caricias, risas, juegos compartidos en unos momentos en los que los mayores no están para eso. Pero jugando, corriendo, pintando, ellos van sacando fuera el trauma vivido.

Tienen que estar compartiendo el duelo con los que han perdido seres queridos. Dejarles llorar, gritar o meterse para dentro en un silencio atroz. Y los psicólogos están para servir de bastón, de mano fuerte que te sostiene cuando uno solo quiere desaparecer.

Su tarea no es fácil. Dejar a cada uno su tiempo, su manera individual de mostrar su dolor e irles enseñando a reconocer los síntomas que le van a acompañar largo tiempo: pesadillas, angustia, confusión, insomnio, dolores diversos de cuerpo y alma, haciéndoles, poco a poco, comprender que es posible recuperarse y volver a vivir una vida plena y gratificante, superando el trauma, para lo que la mayoría deberá someterse a terapia individual.

Son los psicólogos los principales responsables en ayudar a desarrollar habilidades de resiliencia (entereza para adaptarse a situaciones adversas con resultados positivos) abriendo el camino hacia el futuro con actitud esperanzada para poder desarrollar sus planes de recuperación personal.

Con ayuda y apoyos de la comunidad, podemos superar cualquier trauma, pero para ello es fundamental contar con profesionales cualificados.

Fuerza para todos los afectados en este terrible incendio, sus familias, a los que han colaborado y tendrán que colaborar para resolver las cuestiones materiales y gracias especialmente a los compañeros que están con ellos para acompañarles con éxito en su regreso a la vida.

Foto: Europa Press