En la postura de Sukhasana nos sentamos en el suelo, con las piernas cruzadas, la nuca y la cabeza rectas, los ojos enfocados y observando la punta de la nariz, la respiración entrando y saliendo lenta y rítmicamente. Así, gradualmente, la mente se vuelve más estable y firme. Después, hacemos la serie de prácticas de yoga, dependiendo de si somos principiantes o avanzados, pero aplicando siempre las mismas reglas de organización y disposición de nuestro cuerpo-mente, de tal manera que aumente y se asiente esa estabilidad psicosomática cuerpo-mente.
Lo anterior es un requisito indispensable en nuestra práctica de yoga. Del mismo modo que incluso el músico más talentoso afina su instrumento antes de empezar a tocar, así también debería hacerlo el estudiante de yoga, enfatizaba Yogendraji.
El mismo Yogendraji aprendió este arte de su gurú, Paramhamsa Madhavdasji, quien a pesar de sus 120 años pasaba horas sentado en una postura firme.
Y si, por ventura, tu mente quedara absorta en el espíritu inmutable, te volverás más estable, concluía Yogendraji.
Observado por su devoto discípulo, Harold Sequeira.
Harold Sequeira (Maestro de Yoga en The Yoga Institute de Bombay (India))
Imagen: retrato de Shri Yogendraji pintado por Harold Sequeira
Traducción: Juan Felipe Molina