Nosotros, que vivimos inmersos en el ajetreo y el bullicio de la vida
Atrapados en el mundo material, dependientes de la tecnología
Abocados a una competitividad feroz que nos trae la infelicidad
¿Cómo podemos entender la vida divina
Del maestro de nuestro Gurú Yogendraji
Allá en las orillas del sagrado río Narmada
Que vivió una vida tan sencilla y oró de modo tan sublime?
Milagroso fue el primer encuentro entre los dos,
Uno estudiante universitario de St. Xavier's College en Bombay
El otro un sabio con un siglo vivido, ambos se encontraron
Almas afines, en su vuelo hacia el infinito
Elevando sus espíritus hacia lo más alto, a los mismísimos pies del Señor
Cuyo rostro no podemos ver ni su grandeza vislumbrar
Mas ellos dos, juntos bajo las estrellas, pudieron contemplar.
Aquí, en Malser, sus almas se elevan en Samadhi
Saboreando el néctar de la Bienaventuranza en las orillas del río Narmada
Yendo más allá de la mente y más cerca del alma sagrada
Uno muy joven, el otro muy viejo, los dos unidos
En simbiosis espiritual, saboreando lo eterno
Justo aquí, en estas playas de fina arena y aguas cristalinas
Los dos aquí unidos, para servir y educar a la humanidad.
Qué afortunados somos de ser sus descendientes espirituales
Aprendices en el terreno de la espiritualidad
Pero con sus vibraciones llegando hasta nuestras almas.
Cuán bendecidos somos, que incluso en nuestras tristes vidas
Las bendiciones espirituales de ellos nos elevan
Hacia una vida mejor, saboreando una gota de néctar
Incluso en medio de nuestro dolor y sufrimiento.
Qué gran legado nos dejaron ambos.
Nuestras almas se sienten cimentadas en la roca del infinito.
Qué bendecidos somos siguiendo sus estelas
Mientras damos pasos vacilantes hacia las altas cumbres
De la libertad, de Kaivalya
Esperando vislumbrar el Alma Suprema
Aquí y ahora, a través de la práctica del yoga.
NOTA DEL TRADUCTOR
La relación entre Paramahamsa Madhavdasji y Shri Yogendraji es una de las más fértiles y dichosas para el renacimiento y desarrollo del yoga de cuantas se hayan producido. Haremos bien en acudir a las explicaciones de The Yoga Institute para comprenderla.
Paramahamsa Madhavdasji (1798-1921) fue un maestro de yoga que consagró su vida al resurgimiento de las prácticas yóguicas, que casi habían desaparecido de la mayor parte de la India. A la edad de 23 años abandonó su hogar para estudiar diferentes técnicas de Hatha yoga y los beneficios de éste para la salud. Se dice que viajó por la India a pie y aprendió cuanto pudo sobre el yoga. Durante más de 50 años practicó técnicas de yoga en el Himalaya y a los 80 años de edad se instaló a orillas del río Narmada, en el estado indio de Gujarat.
En 1916, Paramhamsa Madhavadasji estaba dando un discurso en Bombay cuando se encontró con Shri Yogendraji (entonces conocido como Mani). Éste último quedó tan impresionado por la sabiduría y la eminencia de las palabras del maestro que, en ese mismo instante, se estableció un maravilloso e imperecedero vínculo maestro-alumno. Pero, ¿cómo y por qué asistió Shri Yogendraji a aquel acto? Poco tiempo antes, Shri Yogendraji se había sentido atraído por una fotografía del gran maestro. La imagen estaba colgada en la habitación de un compañero de estudios en el St. Xavier's College de Bombay. El maestro había visitado Bombay un año y medio atrás, y la posibilidad de que Shri Yogendraji lo conociera era lejana. Pero el Universo tuvo una forma maravillosa de poner a Shri Yogendraji en contacto con su guía y maestro espiritual: ante la insistencia de un compañero de clase, el joven asistió a una congregación espiritual presidida por Madhavdasji, y Shri Yogendraji quedó profundamente impresionado por la sabiduría y la eminencia del maestro. Una mirada fue suficiente, y el precioso vínculo alumno-maestro se consagró, dando así comienzo al increíble viaje yóguico de Shri Yogendraji.
Dos años después, en 1918, Shri Yogendra (Manibhai Haribhai Desai, 1897 - 1989) fundó en la ciudad de Bombay The Yoga Institute, que es el centro de yoga más antiguo del mundo. Shri Yogendraji desempeñó un papel clave en el renacimiento del yoga, permitiendo que la difícil y milenaria tradición del yoga clásico estuviera al alcance del hombre común.
Harold Sequeira, autor de estos artículos publicados en la sección Yoga y Salud de La Voz de Puertollano, fue a su vez discípulo de Shri Yogendraji y cumplió magistralmente el encargo de su maestro de enseñar yoga por todo el mundo durante más de cuarenta años.
Harold Sequeira
Maestro de Yoga. The Yoga Institute. Bombay, India
Ilustración: Harold Sequeira
Traducción: Juan Felipe Molina