Cuando comencé mi formación de yoga en The Yoga Institute de Bombay, allá por 1966, yo comía sin conocimiento ni discriminación: cualquier cosa me servía. Y entonces, un buen día, me di de bruces con la realidad cuando escuché al maestro Shri Yogendraji decir lo siguiente: “'Toda la materia, incluidos los nutrientes, se encuentra en tres etapas de evolución. El calcio que está en el suelo de una granja se puede comparar con la inercia característica de Tamas. El mismo calcio en los huesos de una ternera se puede comparar con la actividad característica de Rajas, y ese mismo calcio en los huesos de un sabio se puede comparar con el equilibrio propio de Sattva”.
¿Qué significan las palabras anteriores en términos de conceptos sencillos y aplicables a nuestra vida diaria? Shri Yogendraji afirmaba que los alimentos que consumimos deben ser nutritivos y fácilmente digeribles. Esta idea, que constituye el principio fundamental de una dieta sátvica o equilibrada, implica que se deben respetar tanto la combinación como las proporciones de los nutrientes: carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas, minerales y, por supuesto, el agua ¿Dónde podemos encontrar estos nutrientes? O, en otras palabras, ¿qué alimentos no deben faltar en nuestra dieta sátvica, equilibrada y nutritiva? Según la dieta yóguica, son estos:
Cereales
Verduras y legumbres
Frutas
Productos lácteos
Frutos secos
Miel
A menudo queremos cambiar nuestra dieta de una manera drástica, pasar de la comida basura a una dieta equilibrada y hacerlo de la noche a la mañana. Ante todo, debemos informarnos, buscar asesoramiento si es necesario y modificar nuestra dieta de manera gradual, poco a poco, sin sobresaltos pero con constancia y determinación.
Cuando realizamos cursos y seminarios de salud en nuestras actividades formativas de The Yoga Institute de Bombay (tales como los campamentos residenciales de 7 días de duración) tratamos en profundidad, tanto a nivel teórico como práctico, las cuatro principales rutinas saludables:
1ª rutina saludable - AHAR, la dieta equilibrada y sátvica: qué comes, cuánto comes y cómo lo comes.
Come por necesidad, no por avaricia.
Come despacio y con buen humor.
No hables de temas desagradables ni conflictivos mientras comes.
Ten en mente mientras comes a Dios si eres creyente, a la naturaleza que te dispensa tu alimento, a quien lo ha cocinado y a todos cuantos han llenado tu plato.
Adapta tu dieta a tu condición física, a tu actividad diaria y a tu edad. Pues no comerá igual un joven que una persona mayor, un deportista que una persona que tiene un trabajo sedentario, etc.
2ª rutina saludable - VIHAR, el descanso y la relajación.
Da paseos, preferiblemente por entornos naturales.
Comunícate con la naturaleza, dialoga con ella. Por ejemplo, acaricia un árbol, “habla” con él, ¡abrázalo!
Dedica un tiempo diario a la relajación y a practicar aquellas aficiones o entretenimientos que te enriquezcan personalmente. Tanto mejor si lo haces en familia o con amigos.
3ª rutina saludable - ACHAR, el comportamiento adecuado.
La puntualidad es el concepto clave: duerme a su debido tiempo y el tiempo necesario, levántate a tiempo y cumple con todas tus rutinas de autocuidado personal.
Respeta los horarios de comidas.
Regula tu conducta hacia los demás practicando los Yamas que postula el Yoga Clásico: Ahimsa (no violencia), Satya (veracidad), Asteya (no apropiarse de lo ajeno), Brahmacharya (moderación en la búsqueda del placer) y Aparigraha (renuncia a la codicia).
4ª rutina saludable - VICHAR, el pensamiento adecuado.
Observa tus pensamientos: la mente tiene un poder enorme, pero sus fluctuaciones no deben dominarte ni arrastrarte.
Recuerda que el estado de la mente condiciona el estado del cuerpo: una mente relajada conlleva una respiración rítmica y pausada que, a su vez, propicia la relajación de los músculos y el buen funcionamiento de los sistema corporales.
Estar en compañía de personas positivas también beneficia a tu mente.
Estas cuatro rutinas establecen una excelente base y un magnífico modelo para comprender y emprender una vida saludable, y también longeva.
Harold Sequeira
Maestro de Yoga en The Yoga Institute de Bombay (India)
Traducción y edición: Juan Felipe Molina