San Lorenzo de Calatrava y otros lugares arrinconados de nuestra provincia

Son las 15:43 del Viernes, 26 de Abril del 2024.
San Lorenzo de Calatrava y otros lugares arrinconados de nuestra provincia

San Lorenzo de Calatrava es un pueblo enclavado en el Sur serrano de nuestra provincia. Allí se podría proclamar, y con razón, la “chuminá manchega” esa de “mi pueblo es el más bello de Castilla-La Mancha o del mundo entero”, ya puestos. Que, por cierto, raro es el pueblo donde no se afirme lo mismo categóricamente. Deberíamos más bien promulgar: San Lorenzo de Calatrava es uno más de tantos pueblos de nuestra provincia, que se están desangrando. Y por eso hemos de cuidarlo con especial esmero. El hecho de que allí no quede ni un tercio de la población que lo habitaba hace 50 años, es una prueba evidente de que hemos hecho todo lo posible y necesario para favorecer su hemorragia. Con sus 212 habitantes actuales, ostenta uno de los primeros puestos nacionales en el ranking de los territorios con más baja densidad (2,01 hab/km²). Cómo es posible que esto ocurra en un área, que hoy en día se haya mejor comunicada que nunca, con un patrimonio histórico destacado, con un valor paisajístico de primer orden, etc.

Nos ha tocado vivir en la provincia de Ciudad Real. Creo que aquí, entre otras, tenemos la asignatura pendiente de dar a conocer y conocer nosotros mismos nuestro territorio. Mirad que he dicho “tenemos”. Siempre cabe el recurso fácil de culpar al gobierno de turno, pero la realidad creo que es mucho más profunda y complicada.

Si yo representara un cargo público (con o sin máster), seguramente dedicaría poco tiempo a este respecto. Un representante institucional no deja de ser un ser humano que, por buenas intenciones que tenga, ha de atender aquello que más demanda la sociedad y, no nos engañemos, estos temas suscitan poco interés en general por estos lares, apenas tiene un calado serio y profundo entre sus habitantes.

Si yo fuera un potentado capitalista (¡menos todavía!) con anhelos de comprar una gran finca, elegiría la provincia de Ciudad Real sin pensármelo dos veces. Ningún sitio como este para alambrar sin cortapisas, sin necesidad de respetar cauces de ríos, ni fauna autóctona (¡acabemos con las “alimañas” y que proliferen las especies que nos proporcionen un beneficio económico!), ni caminos en unos términos municipales que observan impávidos cómo se pierden sus caminos históricos, cómo NO se arreglan otros que por ley les corresponde (camino desde km 110 en N-420 hasta Solana del Pino, pasando por Ventillas), cómo SÍ se asfaltan otros… Siempre atendiendo con más o menos celeridad el provecho de unos pocos. Pero esto, sin duda, ocurre porque unos muchos no muestran/mostramos el más mínimo interés.

Nos ha tocado vivir una época que nos empuja al desconocimiento de nuestra tierra. Apenas somos conscientes de la riqueza paisajística y humana de nuestro territorio. Y eso no es lo peor. Lo peor y más triste es que esta tendencia va en aumento. Hasta nuestras visitas vacacionales se van paulatinamente adaptando a la reserva de unos servicios hoteleros, de restauración, etc, que son idénticos vayas a donde vayas, con un “todo incluido” que nos evita la “molestia” de ver qué hay más allá.

Esto no es un alegato, ni un reproche para aquellos que recorren cientos o miles de kilómetros, ni para echarles en cara que antes deberían conocer su propio término. No creo en esa filosofía. Tengo más que comprobado que quien siente la necesidad de ver qué hay más allá de su terruño, también ansía el (re)descubrimiento del propio. Es más, estoy convencido de que nadie acaba de conocer a fondo tu tierra y sus gentes, hasta que no aprovecha la ocasión de contrastar matices en otros lugares, de comprobar cuán parecidos somos en tantísimos aspectos y, sin embargo y por suerte, cuán diferentes en algunos otros. Sobre todo en lo que respecta a la protección y divulgación de su patrimonio, tan soberbiamente representado en pueblos como San Lorenzo de Calatrava y, al mismo tiempo, tan desconocido.

Antonio Carmona

Antonio Carmona