La Hoz del Jándula

¿Quién erigió estás paredes? ¿Cómo lo llevó a cabo? ¿Con qué fuerza primigenia se quebró el mundo aquí? ¿Qué energía telúrica arqueó lo inflexible, desgarró y rompió la Naturaleza para hacerla aún más bella?... Grandes bloques veteados, edificios en equilibrio, terrazas con parterres y rocallas imposibles, balconadas con vistas a la corriente, que es la médula espinal de este caos tan bien avenido.

¿Y quién pintó sus viseras? ¿Quién dejó escrito en sus recovecos narraciones nupciales, símbolos elegíacos, viejas historias de ídolos y dioses olvidados? ¿Quién rayó y subrayó este enclave con trazos sanguinolentos, como diciendo: fue aquí, aquí fue, desde aquí se ve, por aquí ha de ser, aquí, contigo? Grandes aves que vuelan en círculo, sabedores de que en su centro siempre se halla la ocasión. Pedrizas inclinadas por donde se precipita el estruendo de un ciervo, una cabra enriscada, una mirada, allá a lo lejos, limpia de tan inocente ignorancia. ¡Corre, huye, brinca! Árboles que se inclinan y reverencian el paso del río, que es la columna vertebral de esta vida en su eterna huida hacia el Sur…