Caminar, vagar, deambular… Viajar, sí, se podría decir viajar también:
Viajar es pura destreza. Es un arte que nada tiene que ver con las distancias o los dispendios. Tan solo requiere permanecer atento. Tocar, oler, escuchar, mirar aquí y allá. Y jamás conformarse con la apariencia de lo real.
Viajar es rastrear belleza. Fuera lo que fuera, fueras a donde fueras: Ahí está todo para ti. La belleza adopta moldes infinitos para crear naturaleza. Y eso es como decir que no existe un molde, un modelo de belleza. ¿Lo ves? Un amanecer incendiario de luna ausente y sol en espera. Un árbol apenado llora hojas de otoño. Una hoz con aspiraciones a ensenada receptiva de miradas. De tus miradas. Quién sabe si sería mucho decir que la belleza en realidad reside en ti.